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Famosos

Bardem: «Bigas me lo ha dado todo: una carrera y una mujer»

Javier Bardem recuerda al director catalán, con quien debutó en «Jamón, jamón», a través de un documental que produce junto a Jordi Mollá y que se ha presentado en San Sebastián.

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Javier Bardem recuerda al director catalán, con quien debutó en «Jamón, jamón», a través de un documental que produce junto a Jordi Mollá y que se ha presentado en San Sebastián.

Empecemos «in media res», exactamente cuando una camarera interrumpe la charla con Javier Bardem y Jordi Mollá para (bendita interrupción) posar en mitad de la mesa un buen plato de jamón. «Esto lo manda él», dice entonces Bardem, mirando al cielo. ¿Quién? Bigas Luna, evidentemente, el hombre al que, asegura, «le debo todo: una carrera, una mujer...». Los tres (Mollá, Bardem y su señora, Penélope Cruz) salieron de aquel retrato valleinclanesco del año 1992, ese «Jamón, jamón» que los puso de repente en la geografía del cine. «Empezamos totalmente vírgenes en esto del cine con Bigas y podría haber sido traumático –reconoce Bardem–. El sexo, el frío, trabajar con gente tan importante como Stefania Sandrelli o Juan Diego... Pero todo ello fue bien al final porque lo hacía Bigas». Y añade Mollá: «A veces era muy exigente y duro, y en la primera época incluso un poco cruel; pero era una crueldad sana, para sacar lo mejor de nosotros. Te llevaba al límite pero luego ibas a cenar con él y todo estaba en el sitio en el que tenía que estar». El carisma del catalán, su máxima, esa que repiten a coro y con acento cerrado de Tarragona («Lo difícil, fácil; lo fácil, difícil»), les ayudó a relativizar incluso cuando el guión ponía las cosas complicadas a un primerizo: «Las escenas que hemos tenido que hacer en sus películas eran a veces así, pero él lo hacía de forma muy natural, de tal manera que nos dábamos cuenta sólo después de hacerlo. Si lo pide otro (y nos lo han pedido), dices ‘‘no’’, pero él lo hacía fácil y entendías que “por qué no”», confiesa Bardem, quien se pasó toda una madrugada, con un frío que pelaba, metiendo ajos en las nalgas de un cochino, en una de las escenas más icónicas de «Jamón, jamón».

Video diario

Vayamos ahora al principio: Bardem y Mollá (también están por aquí Aitana Sánchez Gijón y Leonor Watling) promocionan estos días en San Sebastián «Bigas x Bigas», un documental (que además producen) en el que se recogen las escenas cotidianas que el catalán grabó a modo de «vídeo diario» en sus últimos años, antes de fallecer en abril de 2013. Allí, combinado con imágenes de sus películas, confesiones del artistas y momentos de intimidad familiar, se van desgranando las grandes obsesiones de este mediterráneo de pro: el ajo, la leche materna, los pechos, la femineidad en cualquiera de sus manifestaciones, el ser hispano... «Bigas está entre uno de mis sabios, siempre pienso qué haría, qué diría –confiesa Bardem–. Su personalidad tiene que ver con poner el pie en la tierra, sentir el aire y el cielo... Y desagobiarse. Bigas tenía eso de forma natural, a través de la comida, del humor... Era una persona relajante, por eso merece la pena este documental: por ver lo que hace este tipo y su círculo. Ahí entraba todo el mundo, y de forma natural; era la persona menos clasista que he conocido. No se daba importancia, no era arrogante, era buen hablador pero no hablaba mucho. Soltaba sus perlas, pero no hacía ademán de que le escucharan todos».

En su cine retrató la oscura impulsividad que habita en cada español. No evitó el cliché, sino que fue al encuentro de él e indagó en cuánto había de verdad: «Hizo un retrato de España que sigue siendo reconocible, aunque algunas escenas hayan envejecido. Esa España dura y agreste está ahí. Y hay que aceptarla. Como sigue estando aquí el Benito González que construía en Benidorm», señala Bardem. Habla de «Huevos de oro» (1993), cinta que ganó el Premio del Jurado en San Sebastián, con aquel cartel enorme del actor vestido de manera excéntrica agarrándose los machos: «Cuando lo vi, aluciné, porque esa foto se hizo meses antes de rodar en un hotel de Barcelona. Él me dijo “a ver, agárrate los huevos” y eché mano a lo que había y de eso hizo el cartel. Me acuerdo que ese año en San Sebastián le dieron el premio Donostia a Lana Turner. Y estábamos los premiados, delante de ese cartel enorme, posando para una foto. Ella me dio un codazo y me dijo señalando al cartel: “Eso nunca más”. Aunque lo más fuerte fue presentar la película en París, donde se llama “Macho”, y ver todos los Campos Elíseos con carteles míos tocándome los huevos. Bigas me dijo: “Ves, hemos conquistado Francia”». Con un par.

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