Belleza
La mujer que guarda más secretos de belleza
Carmen Navarro preparó a Doña Letizia el día de su boda y en sus centros es frecuente ver a Ronaldo, Pablo Alborán y Paula Echevarría, entre otros
Cuando pienso en Carmen Navarro no puedo evitar una sonrisa, porque detrás de la imagen de la empresaria, capaz de llevar a la excelencia sus seis centros de belleza, hay una mujer con la que se puede compartir confidencias y reír con sus infinitas anécdotas vividas en sus 44 años de profesión.
Cuando pienso en Carmen Navarro no puedo evitar una sonrisa, porque detrás de la imagen de la empresaria, capaz de llevar a la excelencia sus seis centros de belleza, hay una mujer con la que se puede compartir confidencias y reír con sus infinitas anécdotas vividas en sus 44 años de profesión. No solo es un referente en el sector de la estética, sino también uno de los ejemplos más evidentes de figura emprendedora de nuestro país.
Ahora que están tan de moda las «start up» o empresas emergentes, ella conoce de primera mano los pros y los contras de poner un negocio en marcha, sobre todo porque lo hizo en una época en la que las mujeres necesitaban la firma de una figura masculina para comprar hasta una lavadora. Además, Navarro procede de una familia de gran abolengo, como es la del Marqués de Campo. Cuando contó a su padre que quería dedicarse a la estética, no le hizo ninguna gracia. Más bien le horrorizó. Pero ella, que siempre ha sido consecuente, firme y muy trabajadora, no se lo pensó dos veces y siguió adelante. En este sentido, cuenta que llegó al mundo de la belleza por casualidad, inspirada, eso sí, por su abuelo paterno, un gran radiólogo, introductor en nuestro país de la depilación eléctrica.
► Políticos y actores
Desde entonces y hasta ahora por sus cabinas han pasado políticos, empresarios, actores y toda la «jet set». El propio Arturo Fernández le dice siempre: «Ay, chatina, si yo contara lo que me hago...». De hecho, si algo caracteriza a Carmen Navarro es su discreción, sobre todo, cuando trata de evitar encuentros incómodos en los pasillos de sus centros, como le ocurrió en el de Sagasta alguna vez con Ana Botella y Teresa Cebrián. También en ciertas ocasiones han coincidido mujeres de altos cargos políticos.
Una de sus clientes más habituales es la Reina Letizia, sobre todo cuando era uno de los rostros más conocidos de la televisión. Fue ella quien la preparó el día de su boda. «Si hay algo que recuerdo especialmente, es su preocupación por las manchas solares, que no tenía, pero quería tomar todas las precauciones posibles para evitarlas. Además, le preocupaba mucho lo que decían y pensaban sobre ella los demás», afirma Navarro. «Siempre ha tenido una piel preciosa; sus tratamientos favoritos eran los exfoliantes corporales, que le hacía mi sobrina Carmen, y los ácidos para los peelings faciales», confiesa la esteticista. «Recuerdo como si fuera hoy mismo el día que todas las televisiones anunciaron que Letizia Ortiz era la prometida del Príncipe. A pesar de ello, siguió comportándose como siempre, incluso en privado continuábamos tuteándonos. Era más difícil cambiar luego el registro cuando coincidíamos en las zonas comunes de los centros con otras clientes. Tampoco olvido cómo sus escoltas le avisaban de que había «paparazzis» o periodistas en la puerta, como Chelo García Cortés, María Eugenia Yagüe y María Patiño, que entraban al centro para realizarse algún tratamiento pero muy atentas a cualquier detalle. Era gracioso porque pensaban encontrar a algún personaje del corazón y no se percataban de que la que salía pasando totalmente inadvertida era Doña Letizia», añade divertida.
Otro cliente habitual de Carmen Navarro es Cristiano Ronaldo. «Acudía al centro con un llamativo coche conducido por un chófer cubano y se hace los tratamientos más exclusivos. A la salida siempre había fotógrafos y el futbolista pensaba que se les había llamado desde allí. Algo impensable por nuestra impecable política de discreción». En más de una ocasión, la empresaria ha tenido que hacer todo tipo de cábalas y hasta casi disfrazar a alguna «celebrity» para salir sin ser descubierta. Y siempre lo ha logrado.
La actriz Paula Echevarría también es adicta a sus tratamientos. «Una vez acudió con Bustamante, que en lugar de esperar dentro, decidió salir a dar conversación al portero del edificio, demostrando su conocida cercanía y naturalidad, teniendo en cuenta que el conserje es de todo menos simpático».
Pero por sus locales pasan también banqueros reconocidos como Botín, Valls Taberner, March y mecenas como la baronesa Thyssen, Masaveu o Koplowitz. Julio Iglesias, Pablo Alborán, la saga Larrañaga, Maribel Verdú, Blanca Suárez, el futbolista Raúl González y el entrenador del Real Madrid, Zidane, son otros de los que han caído rendidos a sus rituales estéticos.
Cuando le preguntan si es partidaria de la cirugía plástica, ella siempre responde lo mismo: «Yo no pasaría por quirófano, pero entiendo que haya personas que por su trabajo o por sus obligaciones lo necesiten». El éxito de sus tratamientos cosméticos son fruto de una ardua tarea de investigación, y ha logrado en los últimos años un sorprendente resultado al combinarlos con crioterapia. Es muy disciplinada en sus rutinas de belleza, como no podía ser de otra forma. Su principal consejo: «Cuidar la piel en invierno con ampollas de soja y en verano aumentar la prevención de las manchas solares».
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