Villaverde
Los Franco se van de boda
Francisco, el primogénito de Francis, se casó ayer con la estadounidense Lian Lay Fournier en la finca de Arroyomolinos donde Carmen Martínez-Bordiú celebró su puesta de largo.
Francisco, el primogénito de Francis, se casó ayer con la estadounidense Lian Lay Fournier en la finca de Arroyomolinos donde Carmen Martínez-Bordiú celebró su puesta de largo.
Hasta ahora casi todas las bodas de los nietos de Carmen Franco se habían celebrado en verano y en el Pazo de Meirás, en Galicia. Allí se casaron los hijos de Mariola y Rafael Ardid, y antes que ellos su prima Leticia, hija de Mery Martínez-Bordiú y Jimmy Giménez-Arnau. En este caso el padre de la novia ni estuvo ni se le esperaba. El contencioso histórico marcado por la hija más transgresora de los marqueses de Villaverde con el escritor imposibilitó la relación filial y de ahí que Jimmy no tuviera acceso ni a al enlace ni al convite. Contraer matrimonio en Meirás era la tradición familiar y la mejor manera de salvaguardar la intimidad. Como el pazo gallego es uno de los frentes abiertos que tienen los Martínez-Bordiú tras el fallecimiento de Carmen Franco, Francisco, el hijo primogénito de Francis Franco y María Suelves, prefirió cambiar de aires y de este modo no dar que hablar ni potenciar las protestas de los que consideran que Meirás debe ser un lugar público para actos culturales y lúdicos, aunque, por el momento, el lugar sigue formando parte de la herencia familiar.
privacidad asegurada
En lo que sí coincidían los novios y sus padres respectivos es que querían un escenario donde la privacidad estuviera asegurada. Y qué mejor escenario que la finca Valdefuentes, donde hasta hace muy poco vivía Cristóbal Martínez-Bordiú con Jose Toledo hasta que ambos decidieron divorciarse en septiembre del año pasado. Este campo de Arroyomolinos, en el término del municipio madrileño de Móstoles, fue el emplazamiento elegido por Francisco y su novia, la estadounidense Lian Lay Fournier, para darse el «sí, quiero» después de varios años de relación. Los Franco se fueron de boda y volvieron a reunirse en un acontecimiento feliz. Seguramente muchos de los invitados desconocían que este coto de caza lo alquilaba en los años setenta Francis Franco a una productora. Y también que fue el escenario para la puesta de largo de Carmen Martínez-Bordiú. Asistieron entonces setecientos invitados. No faltaron ministros, financieros, militares, aristócratas, toreros y artistas de todo tipo y condición. Se improvisó un tablao donde Lola Flores, El Pescaílla, Lucero Tena y las hijas de Manolo Caracol lo dieron todo. La nietísima (como la llamaban) inauguró el baile con su padre, el marqués de Villaverde. Seguramente Carmen le comentó anécdotas de aquel día a su nuera Margarita Vargas y a su hijo Luis Alfonso de Borbón , que asistieron al enlace de Francisco.
Hasta la finca llegaron ayer todos los tíos del joven por parte paterna y materna, más el resto de familia y amigos. Los Martínez-Bordiú y los Suelves, de nuevo reunidos, como cuando Francis Franco y María se casaron en la iglesia de la localidad de Altafulla, donde los marqueses de Tamarit eran propietarios de un castillo. El enlace se convirtió en el acontecimiento de ese invierno. María, de 23 años, era una chica tímida, muy guapa, desconocida para el gran público y discreta, igual que su familia. La noche anterior ella se tomó un valium para poder dormir. Su habitación la decoró su madre con gladiolos y claveles blancos. Eligió para el diseño de su vestido nupcial al diseñador de moda Jorge Gonsalves, mientras que Francis vistió de uniforme. Durante todos estos años la discreción ha sido el santo y seña de la madre del novio. Hace un año María Suelves se separó de Claudio Montes, con el que tuvo una hija y mantiene una buena relación. Ha llevado una vida de perfil bajo y económicamente ha sido y es independiente de los Franco. En 1978 comenzó diseñando bolsos y creó su propia firma, que vende a El Corte Inglés y exporta a Europa y Estados Unidos. Francis Franco, el padre del novio, es el encargado de administrar el patrimonio familiar.
Francisco, de 36 años, se acaba de casar y Juan José, de 33, lo hará también el año que viene. Los hermanos han seguido una senda muy diferente a la de su padre. Y tampoco tienen que ver con la vertiente pública de su tía Carmen Martínez-Bordiú. No han querido formar parte de ese grupo denominado «cachorros de la jet». Cuando llegó el divorcio ambos se quedaron con su madre y gracias a ella la separación les afectó lo justo. Los padres decidieron entonces que lo mejor era que estudiaran fuera de España y mantenerlos al margen de lo que suponía el apellido Franco. Sobre todo, para el primogéntio, que sí que tuvo que padecer siendo niño el que Franco fuera su bisabuelo. Por eso, María Suelves y Francis, de común acuerdo, los matricularon primero en colegios de Estados Unidos y después, en Suiza. Sus amigos son casi todos extranjeros y mantienen una excelente relación con sus dos hermanastros, Álvaro y Miriam, que ayer fueron testigos del nuevo matrimonio. Los dos hermanos han heredado la pasión por la caza de los Franco. De hecho, Juan José tiene una empresa muy potente que se dedica a organizar monterías tanto en nuestro país como en el extranjero. Ese es su medio de vida, igual que el de su hermano Francisco. Aunque en este caso es un asalariado del padre.
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