Actores

Mireille Darc, el amor menos pasajero de Delon

La actriz que cautivó a los franceses en los 60 y 70, y compartió 15 años de relación con el protagonista de «El gatopardo», falleció ayer a los 79

Mireille Darc y Alain Delon en una escena de «Jeff», de 1969, la cinta que los unió
Mireille Darc y Alain Delon en una escena de «Jeff», de 1969, la cinta que los uniólarazon

La actriz que cautivó a los franceses en los 60 y 70, y compartió 15 años de relación con el protagonista de «El gatopardo», falleció ayer a los 79.

Mientras los jóvenes gafapastas de la Sorbona buscaban la playa bajo el Barrio Latino y decretaban el estado de felicidad permanente –ya saben, mayo del 68, la primavera en París–, Mireille Darc y Alain Delon se encontraban en Roma casi en secreto. Ella, nacida en Tolón de familia humilde –ayer murió a los 79 años–, era una «rubia» de película. Rubia por el color de pelo y por ese papel que la acompañó siempre en la profesión de mujer tentadora de los desprejuiciados filmes de George Lautner y muchos otros. Nunca alcanzaría el estatus internacional de una Deneuve o una Moreau, pero en aquella época estaba en la cresta de la ola en su Francia natal y hasta un año antes había trabajado en «Week End» para el niño terrible de moda, Jean-Luc Godard. ¿Se fijó ahí Delon en ella? Lo que está claro es que ambos se habían encontrado ocho años atrás en una fiesta parisina. A ella Delon le pareció atractivo «pero no pensé ‘‘oh, es el hombre de mi vida’’», según relató después. Y eso que, para entonces, el actor había eclosionado como los cerezos, de un día para otro, gracias al gran éxito de «A pleno sol» y «Rocco y sus hermanos».

De París a Roma

En el 68 ambos estaban en su apogeo y Delon, que venía de reinventar el perfil del gángster junto a Mellville con el austero «El silencio del hombre», quería más «noir». Producía «Jeff» y se fijó en Mireille Darc para el papel coprotagonista. Pero ella se iba a Roma a rodar «Montecarlo or Bust!» junto a Tony Curtis. Y Delon se plantó en la Ciudad Eterna con el guión de «Jeff» para que ella lo leyera o, probablemente, para volver a verla. El romance entre ambos se consumó y aquella película, efectivamente, se acabaría rodando. Delon venía de separarse de Nathalie (Francine Canovas) tras cuatro años de matrimonio y junto a Darc viviría década y media de amor y cine. Pues, aunque Darc siempre dijo que su relación la había obligado a centrarse más en los negocios paralelos del actor (su perfume, la línea inmobiliaria...), la actriz aún alimentaría su filmografía con apariciones tan míticas para el público francés como en «Le grand blonde avec une chaussure noir», en la que se presentaba con un vestido de Guy Laroche de espalda descubierta que es historia del cine y de la moda a la par. Para Darc, vivir con un hombre tan codiciado por las mujeres, «me vacunó contra los celos». Y él encontró en ella una cómplice incluso cuando la pasión acabó por desgastarse en 1982. Delon solo tendría una pareja tan longeva como ésta, Rosalie Van Breemen, pero en alguna entrevista habló de Darc como «la mujer de mi vida». Si no hubo hijos entre medias fue por la esterilidad de la actriz, pero el vástago que Delon tuvo con Nathalie siempre consideró a Darc «la mujer de papá».

Quizá la chica humilde de Tolón de infancia castigada, con un padre putativo que la llamaba «la bastarda» y una madre tendera de ultramarinos, que huyó a París a cumplir sus sueños profesionales y compartió plano con el gran Louis de Funes en comedias en las que siempre era la rubia platino con acento provinciano, buscara en Delon el progenitor que nunca tuvo. Pero él no se caracterizaba por su fidelidad en lo sentimental. Eso sí, como «ex» siempre estuvo al lado de Darc cuando, en 2016, sufrió dos hemorragias cerebrales. Tenían telepatía, solía decir ella. Y aún dijo más: «Las cosas que le he dicho y las que me dijo él no eran verdades pasajeras».