Casa Real
Pilar de Borbón: «Si mi hermano viniera a el rastrillo me estropearía el negocio»
La infanta, hermana del Rey emérito, una vez más preside la labor benéfica del rastrillo para mantener los hogares de acogida.
Una vez al año la Infanta Pilar nos concede una entrevista con motivo de El Rastrillo de Nuevo Futuro, del que es presidenta de honor y que comienza el viernes 20 de noviembre en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid. 47 años en los que han acogido a más de 8.000 niños y que cuenta con 116 hogares, además de centros de día para menores en riesgo, hogares para mujeres y viviendas para hijos de reclusas.
–¿La educación es la base de Nuevo Futuro?
–Siempre me ha importado muchísimo la educación. Mi padre me sacó muy pronto del colegio de las Esclavas en Portugal y las monjas, como yo sabía hablar francés muy bien, me pusieron a darles clases en esa lengua a un grupo de chicas españolas y después me hice enfermera del Estado y ahí también enseñaba a las alumnas jóvenes, pero no de libros sino de cosas prácticas, de lo que había que hacer en una sala de enfermería, como hacer las 34 camas que teníamos.
–¿Hechos como los atentados de París son un problema de educación?
–Es gente que no ha tenido ciertos apoyos y lo han encontrado en religiones extrañas. Buscan algo donde apoyarse y donde la escuchen. Ha fallado el darles un motivo de existir, una ilusión, no tanto la educación.
–¿Qué tal se le da el servicio público?
–Pues bien, pero ahora he dejado de hacerlo y no sabes cómo lo echo de menos, porque me hacen pasearme por todos los puestos para agradecerle a la gente que acuda al Rastrillo. Y echo de menos mi barra de bar porque era como un confesionario, venía la gente y me contaba su vida y milagros y eso era muy divertido.
–Es curioso que usted reconozca el concepto rancio del Rastrillo.
–Lo malo es que no descubrimos una fórmula nueva. Lo que sacamos vendiendo durante El Rastrillo es la base para mantener los hogares de acogida. Sabemos que la idea está anticuada, pero denme una mejor. Estamos todas rancias, pero funciona hasta que alguien nos dé una que consiga los ingresos que sacamos así de rancias.
–¿La alcaldesa Carmena les ha facilitado la vida o tenía de ustedes el concepto de marquesas haciendo caridad?
–No ha sido una sorpresa porque sabíamos que es generosa e inteligente. Quedan muy poquitas marquesas porque nos vamos muriendo y la alcaldesa sabe la labor que hacemos. Nosotros, gracias a Dios, tenemos muy buena fama por la labor que llevamos a cabo y no sólo en Madrid, sino en el resto de España, Portugal, Perú, Colombia o Senegal.
–Doña Pilar, usted se pasa el año entero pidiendo, ¿no le huyen diciendo: ya viene la Infanta a pedir?
–Me paso «el año entero pidiendo» y la gente es tan generosa que no tengo palabras de agradecimiento. Intento no pedir siempre a los mismos, trato de no repetir demasiado, pero hay uno que me repito desde hace 25 años y ahora ya es su hija quien sigue haciéndonos una aportación muy generosa. En los peores momentos de la crisis nuestras ventas bajaron, pero este año, gracias a que el aparcamiento es gratis, nos ceden el pabellón de Cristal de la Casa de Campo y tenemos 70 puestos, tenemos confianza.
–El Rastrillo gira alrededor suyo mediáticamente hablando.
–Eso es lo malo, no debería ser así porque yo tengo años y algún día me iré con Dios si él me acoge. Ahora está mi hija Simoneta en la ejecutiva, pero a ustedes les gusta centrar la atención en una figura y eso no es bueno. Es cierto que no he hecho demasiadas tonterías en mi vida, aunque no es bueno que se centre en mí porque el día que falte se quedará cojo.
–¿Compra sus regalos en el Rastrillo?
–Algunas cosas pero las niñas son complicadísimas. Mi hija siempre me dice «madre, pero cómo me has comprado esto tan anticuado». Así que este año todos igual, a los chicos les he comprado lo mismo, excepto a dos hijos de Simoneta, que les he encargado unos zapatos que les hacen falta. Te voy a decir una cosa, te recomiendo los zapatos de la marca «Pitillo» que son la gloria en bicicleta y además se hacen en La Rioja. Ahora llevo poco tacón por las caderas pero de joven me ponía los más altos que encontraba.
–¿Qué día irá la Reina Letizia al Rastrillo?
–No tengo ni idea porque nosotros la hemos avisado, pero no ha contestado todavía, lo hará el día antes o la misma mañana sobre la marcha. Siempre suele ir al Rastrillo.
–¿Y la Doña Sofía?
–El 28 o el 29 aún no ha confirmado cuál de los dos días irá porque me dijo: «mira sólo estaré el 28 y el 29 en Madrid, así que iré uno de esos días» y el que venga será cuando recibirá un homenaje en la Venta del Toro.
–¿Por qué no implica más a su cuñada Doña Sofía en el Ratrillo?
–Porque no para, tiene sus cosas, ella está en la fundación del Alzhéimer, la fundación de música y veintitrés mil cosas más que aún no le ha cedido a Letizia porque a su nuera no le da tiempo con todo.
–¿Y a su hermano, el Rey Juan Carlos, ahora que tiene más tiempo?
–No, no se lo pidas. Mi hermano no, pobre hombre, ahí metido, para empezar no me compraría nada porque todo el mundo se querría hacer fotos con él.
–Pero tiene que hacer muchos regalos, que la familia es enorme...
–Pues mi hermano no va, no le gusta comprar en público, lo cual entiendo divinamente porque es como todos los hombres, les gusta su misterio, su sorpresa, y enseguida saldrían en la prensa las compras y se fastidiaría la sorpresa.
–¿Cómo celebrarán estas Navidades?
–El 24 viene la mayoría de la familia a mi casa y al día siguiente, nos vamos a la de mi hermano. Lo tenemos perfectamente repartido porque somos muchos.
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