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La amenaza que ata a Melania con Donald Trump

La ex asesora de la casa blanca, Omarosa Manigault, asegura que el presidente sería capaz de deportar a su esposa si ésta se atreviera a pedirle el divorcio durante su mandato

Los varios desplantes en público hacia su marido por parte de la primera dama (que obtuvo su residencia en EE UU mediante un visado privilegiado) han mantenido siempre latentes los rumores de divorcio
Los varios desplantes en público hacia su marido por parte de la primera dama (que obtuvo su residencia en EE UU mediante un visado privilegiado) han mantenido siempre latentes los rumores de divorciolarazon

La ex asesora de la casa blanca, Omarosa Manigault, asegura que el presidente sería capaz de deportar a su esposa si ésta se atreviera a pedirle el divorcio durante su mandato.

Cuesta creerlo. O no, dadas las piruetas a las que nos tiene acostumbrados esta presidencia. Sucede que una mujer, Omarosa Manigault, 44 años, viene acusando estos días a Donald Trump de buscar la guerra racial en EE UU. Nada desmadrado, vaya, si no fuera porque la señora asegura acumular más de 200 cintas, grabadas a escondidas en la Casa Blanca. Con ellas, obtenidas de forma vergonzante, habría sustentado un libro a juego con su trayectoria de colorista bufón televisivo y sempiterna abonada al escándalo. En él, típica faena de fontanería maliciosa, afirma que Trump sería muy capaz de deportar a su propia esposa, Melania, si la ex modelo le pidiera el divorcio: «Dado que Donald es plenamente consciente de cómo ella adquirió su ciudadanía permanente, podría, si hubiera algo inquietante a su alrededor, exponer los métodos y de alguna manera invalidarlo». La primera dama obtuvo la residencia en EE UU a través de la visa EB-1, destinada para personas que acumulen méritos extraordinarios. Una de las portavoces de Trump, Stephanie Grishman, respondía que «es decepcionante que ella esté atacando de una manera tan egoísta, especialmente después de todas las oportunidades que le dio el presidente».

Pero los choques dialécticos no terminan aquí. Autora de otro libro igualmente sugerente, Trump no tardó en tildarla de «perra». Más concretamente, lo que escribió el presidente en Twitter reza como sigue: «Cuando le das una oportunidad a una loca plañidera de baja estofa y le ofreces un trabajo en la Casa Blanca, supongo que simplemente no podía funcionar. ¡Buen trabajo, general Kelly, por despedir tan rápido a ese perra!». Algo impensable hasta hace nada. Que el comandante en jefe, que el inquilino del Despacho Oval, llame perra a una empleada, y, por supuesto, en público. Con feroz vanagloria de su obscena falta de pelos en la lengua.

Estrella de los «realities»

Omarosa fue, durante casi un año, de enero a diciembre de 2017, asesora del presidente. Antes, la chica que nació en Youngstown, ciudad industrial inmortalizada en una canción de Bruce Springsteen, y cuyo padre murió asesinado cuando ella tenía 7 años, fue concursante estrella de «El aprendiz». Aquel programa inerrable, mezcla de «Gran Hermano» y «Dinastía», en el que una serie de cachorros de Wall Street competían frente a las cámaras para lograr que Trump los fichara como empleados. La estrella de la televisión basura ha hecho pública la enésima grabación, en la que puede escucharse a la nuera de Trump, Lara, ofrecerle un trabajo de 13.000 euros al mes en la próxima campaña presidencial a cambio de asegurar su silencio: «Todo el dinero que recaudamos y que paga los salarios proviene directamente de los donantes, en su mayoría donantes pequeños», se escucha decir a Lara en un audio desvelado por la cadena NBC.

No hay muchos precedentes de un asesor que haya grabado conversaciones de miembros del gobierno y, para colmo, en lugares tan sensibles como la «situation room», o sea, la sala de la Casa Blanca destinada a albergar las reuniones del gobierno y sus asesores durante las crisis de seguridad nacional. El salón fue reformado en 2006 y los servicios secretos presumen de que se trata de un espacio estanco a las filtraciones. Tanto, que la protagonista de hitos de la televisión como «Gran Hermano Celebrity» logró colar unas grabadoras al más puro estilo Donnie Brasco a fin de registrar, y avergonzar, a sus entonces jefes. Fantástico, como casi todo lo que sucede en el 1.600 de la Avenida Pensilvania desde finales de 2016.