Ciencias naturales
¿Cuál es el valor real de un pájaro en la mano?
Biológicamente estamos diseñados para evaluar las ganancias y las pérdidas
Todos ustedes tienen ya la respuesta en la mente lo sé: un pájaro en mano vale más que ciento volando. ¿Pero acaso algún científico lo ha demostrado? ¿Realmente le damos más valor a un pájaro en nuestro poder que a 100 que vuelan aún y no sabemos si seremos capaces de atrapar? ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a arriesgar una pertenencia segura por la posibilidad de obtener un beneficio mayor pero incierto?
El cerebro humano es muy sensible a la pérdida, incluso cuando esta pérdida es muy pequeña. Por eso, si identificamos algo como una pérdida sentimos la compulsión biológica de tratar de evitarlo.
De hecho, biológicamente estamos diseñados para evaluar las ganancias y pérdidas en comparación con las de los demás. Si nunca vemos a nadie en un yate no desearemos tenerlo. Si no lo tenemos, tampoco tememos perderlo.
Tan intensa es nuestra aversión a la pérdida que incluso se ha utilizado para analizar el famoso refrán: «Más vale pájaro en mano que...». Los psicólogos que han hecho el cálculo son, como en tantas otras ocasiones, norteamericanos, y han utilizado la versión anglosajona del dicho, algo más modesta que la española. Para ellos «a bird in the hand is worth two in the bush» (Un pájaro en la mano vale como dos en la mata). Pero para el caso es lo mismo. Pretendían conocer realmente qué valor le damos a tener algo en propiedad.
Uno de los estudiosos en la materia es Julian Baggini, filósofo y analista de la mente desde su despacho del University College de Londres. Ha escrutado todos los experimentos sobre la aversión a la pérdida de los seres humanos, la razón por la que el dolor de perder 100 euros es mayor que el placer de ganarlos, y ha llegado a una sorprendente conclusión. Un pájaro en mano vale 2,48 pájaros volando.
Para comprobar su idea repitió el famoso experimento de las tazas de barro, consistente en mostrar una taza a una serie de voluntarios y pedirles que se les asigne un valor, y analizó matemáticamente las diferencias de valor asignadas al objeto en función de si se poseía o no. Sistemáticamente, el grupo de poseedores valoraba su taza 2,48 veces más cara que el grupo de quienes no la tenían en la mano. ¿Será por eso por lo que los buenos vendedores siempre nos ofrecen tocar, sostener durante un instante la mercancía que nos quieren vender? Sin duda, sí. El vendedor sabe que «tener algo» es mucho más valioso que no tenerlo. En concreto es 2,48 veces más valioso.
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