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Regresa la cocina de la abuela

El «boom» del «Real fooding» ha traspasado las redes sociales y ha devuelto a la mesa las recetas de toda la vida.

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El «boom» del «Real fooding» ha traspasado las redes sociales y ha devuelto a la mesa las recetas de toda la vida.

Volver a las raíces, a alimentarnos como lo hacían nuestros abuelos preguntándonos en todo momento si lo que vas a ingerir lo comían (o conocían) ellos. Este es el objetivo principal del «Realfooding», una corriente que defiende el derecho a una alimentación saludable para la población formando a la sociedad para que sean conscientes de lo que realmente ingieren fundamentando sus decisiones en el conocimiento, luchando contra un entorno obesogénico y la epidemia de los ultraprocesados. Su meta: mejorar la salud de la población a través de la alimentación porque, aunque no lo sepas, lo que comes contribuye a empeorarla o mejorarla. Es el caso del sobrepeso y la obesidad, dos patologías que están contribuyendo al aumento de ciertas enfermedades en nuestro país como la hipertensión, el cáncer, los problemas psicológicos o la osteoartritis, entre muchos otros. ¿La causa de estas enfermedades que surgen por consecuencia? Una mala dieta basada en muchos productos procesados y poca comida real. Los seguidores de este movimiento se denominan «Realfooders» y siguen un estilo de vida basado en comer comida real, como se alimentaban nuestros abuelos, y en evitar los ultraprocesados –aunque también están permitidos ocasionalmente, porque aquí nada se prohíbe, todo se puede comer en su justa medida–. Este movimiento, que no es ninguna secta, simplemente trata de enseñar a la sociedad a discernir entre una alimentación saludable y lo que la industria alimentaria nos vende como «sano» y no lo es. Es el caso de los ultraprocesados, un grupo de alimentos y bebidas elaboradas a través de procedimientos industriales a los que se les añaden aditivos, saborizantes y colorantes para hacer que parezcan alimentos verdaderos cuando no lo son. Este tipo de sucedáneos hasta hace unas décadas, aparentemente, no suponían un riesgo para nuestra salud –quizá porque no podíamos llegar a alimentarnos al completo a base de ellos– pero, desde hace unos años a esta parte, se ha corroborado que provocan enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y diferentes tipos de cáncer.

Esto es lo que Carlos Ríos de 27 años, Dietista–Nutricionista creador del «Realfooding», denomina como «Matrix», un entorno perfectamente diseñado por una industria – con grandes intereses detrás y con beneficios económicos extrepitosos que van «in crescendo» a medida que pasan los años– en cuya espiral una población «ignorante» es absorbida sin oponer resistencia y consume cada vez más y más sus productos. «El “Realfooding” es una revolución que lucha con conocimiento y conciencia contra el lado oscuro de la industria alimentaria», explica Rafael Rodríguez Flores, Dietista–Nutricionista del equipo de Realfooding y entrenador personal. «El movimiento se creó a sí mismo. Carlos Ríos pretendía concienciar a una población cada vez más ciega e inmersa en “Matrix”», añade. Los «Realfooders» no hacen dieta, ni pasan hambre, ni se alimentan con productos «light» o bajos en calorías. Los «Realfooders» se sustentan a base de comida real, cuidando de su salud y disfrutando de ello. Cuando a Carlos Ríos sus seguidores le preguntan en sus redes sociales a cerca de los ultraprocesados, su respuesta es simple: «Cuanto menos, mejor». Esta es una revolución que enseña a luchar a los ciudadanos por el derecho a la información en el campo de la alimentación: «Nuestra dieta ha sido muy prostituida y las “recomendaciones generales” dejan mucho que desear. Una industria poderosa y profesionales con muchos conflictos de interés, terminan por desorientar a una población que acaba comiendo publicidad y enfermando. Queremos abrir los ojos y enseñar que se puede tener una alimentación saludable sin hacer malabarismos a la hora de hacer la comida», cuenta Flores. A través de su Instagram (@realfooding_), en donde 227.000 personas siguen sus pautas para mejorar su estilo de vida, proponen recetas saludables, fáciles y diferentes creadas por ellos y por toda la comunidad –porque en Facebook tienen un grupo en el que cada uno sube sus creaciones–. Aquí también te enseñan a hacer de la comida algo divertido, a que te apasione cocinar y disfrutes comiendo a base de recetas sanas y sustituyendo los ultraprocesados por productos más sanos haciendo tu propia Nutella, bollería y pan casero, sobrasada, helados y hasta chocolate crujiente. Porque en el «Realfooding» siempre hay opciones saludables a todo lo que te apetezca comer. Como explica Carlos Ríos en su blog, «cada célula del cuerpo es sensible al tipo de comida que le aportas». Así nació su reto «Un mes con comida real» dirigido a todos sus seguidores con la idea de enseñarles a observar cosas que quizá antes ignoraban y tratando de facilitar que esta rutina de 30 días perdure en el tiempo. Así, quién se suma a este reto «debe» alimentarse a base de verduras, frutas, carnes y pescados de calidad, legumbres, café, té, cacao puro, frutos secos, aceites vírgenes, huecos, lácteos y cereales integrales. Unos grupos de alimentos que no sorprenden a nadie pero que cuando echas un vistazo a los ultraprocesados a evitar comienzas a darte cuenta de que tu dieta, quizá no sea del todo saludable. Los zumos envasados, bollería industrial, salsas fabricadas, pan blanco, refrescos, precocinados, cereales azucarados y barritas o los lácteos azucarados, son algunos de los alimentos que están presentes en muchas dietas y empeoran nuestra salud. «Con este reto hemos conseguido muchos cambios y es un tiempo prudente para comenzar a notar avances en nuestras ansiedades y decisiones a la hora de elegir la comida. El “Realfooding” te enseña a evitar ciertos productos, a ser capaz de controlar la impulsividad que nos lleva a su consumo y a enseñarnos que deberían ser algo esporádico. El verdadero problema está en que este consumo ocasional se convierta en algo diario y no puntual, un acto impulsivo y no controlado, porque cuando tenemos el control de lo que queremos comer, estos productos no nos apetecen», aclara Rafa Flores.

Si bien es cierto que el «Realfooding» ayuda a mejorar la composición corporal y a perder grasa –en los casos en los que sea necesario–, debe quedar claro que esta corriente no es una dieta sino un estilo de vida que trata de cuidar de tu salud. «El físico no es lo que debería llevarnos a tomar un cambio en nuestros hábitos, debe serlo nuestra salud que es la que no advertimos deteriorarse mientras nos vemos bien por fuera», dice Rafa y añade que, gracias a este estilo de vida, «tendrás un mejor control del apetito, te saciarás mucho antes y controlarás realmente tus necesidades de energía. En ocasiones, el control de la alimentación tiene que ser más detallado, por eso tenemos un servicio de asesorías online y presencial». Su servicio de «Realfooding» funciona a través de videoconferencia y trata de que consigas tus objetivos, sean cuales sean, aprendiendo a comer y marcándote unas pautas personalizadas adaptadas a tu vida, a tu actividad física y focalizadas en tus objetivos ya sean pérdida de grasa corporal y mejora estética, dietoterapia para patologías, nutrición clínica digestiva, sobrepeso, diabetes u obesidad, ganancia muscular y fitness, nutrición deportiva, pediátrica o para transtornos de la conducta alimentaria. Además, facilitan recetas, consejos e informaciones basados en la evidencia científica dando lugar a un asesoramiento individualizado y constante a través del mail y whatsapp.

Poco a poco la sociedad está tomando cada vez más conciencia de lo que nos llevamos a la boca y se va interesando por conocer las artimañas que hay detrás de ciertas industrias. Las personas están comenzando a preocuparse por saber qué es lo que deben comprar y lo que no, qué te venden como saludable y no lo es y las formas en las que tratan de engañarte. Es el caso de uno de los ejemplos que más ruido ha hecho en sus redes sociales: las meriendas de los hospitales basadas en zumos envasados y galletas industriales. Un snack al que todavía no han conseguido darle la vuelta y que se les da a personas recién salidas de quimio o de operaciones de corazón, entre otros. Un movimiento que ha nacido a través de las redes sociales y que está, poco a poco, tratando de crear una sociedad cada vez más saludable y consciente de lo que comemos.