Cargando...

Dieta balanceada

Una manzana cada día, el cuerpo te agradecería: la salud del intestino está en la despensa

Cien millones de microbios beneficiosos se esconden en una sola manzana, un tesoro para el intestino que, según los expertos, pone en entredicho la necesidad de recurrir a los caros y poco regulados suplementos probióticos

Manzanas istock

El mercado de los suplementos probióticos se ha convertido en una especie de jungla para el consumidor. En un sector con escasa regulación, las marcas lanzan promesas audaces que, en muchos casos, carecen de un respaldo científico sólido. Esta situación genera una notable confusión en quienes buscan mejorar su salud intestinal, llevándolos a menudo a un gasto considerable en productos cuya efectividad real es, como mínimo, cuestionable.

De hecho, la visión de los especialistas se aleja cada vez más de las cápsulas para volver a lo esencial: la alimentación. La doctora Emily Leeming, una voz autorizada en la materia, defiende que para las personas sanas, una dieta adecuada es suficiente y mucho más determinante para el equilibrio del microbioma que cualquier suplemento. El efecto de estos últimos, advierte, es limitado si no se acompaña de los alimentos correctos.

Esta es la postura que, tal y como han publicado en Vogue, reserva la utilidad de los probióticos artificiales para tratar problemas de salud concretos. Su recomendación se ciñe a situaciones como la hinchazón asociada al síndrome del intestino irritable o para ayudar a la recuperación de la flora intestinal tras un tratamiento con antibióticos, pero no como una solución universal.

La solución está en la cesta de la compra

En este sentido, la pauta de los expertos es clara y se centra en la diversidad. El objetivo es consumir al menos 30 tipos de plantas semanales, una meta que va mucho más allá de las frutas y verduras. Esta estrategia abarca también legumbres, granos integrales, especias y hierbas aromáticas, conformando un plan mucho más efectivo y económico para nutrir el universo bacteriano que habita en nuestro interior.

Por otro lado, una simple manzana puede ser el mejor ejemplo de este principio. Lo que parece un tentempié sin más es, en realidad, un complejo ecosistema en miniatura que alberga hasta 100 millones de microbios beneficiosos. Su enorme riqueza en pectina y polifenoles, dos compuestos vegetales que actúan como prebióticos, sirve de alimento para las bacterias buenas del intestino y promueve un microbioma sano y equilibrado.

Además, los beneficios de esta fruta no se detienen en la salud digestiva. Su notable aporte de fibra, antioxidantes y vitamina C la convierte en una aliada fundamental para el organismo en su conjunto, ya que también refuerza el sistema inmunitario y ayuda a mantener las defensas naturales del cuerpo en plena forma.