Estados Unidos
El vestido de 4.000 euros de Ivanka Trump
La hija del presidente eclipsó a la primera dama en el Baile de Gobernadores
La hija del presidente eclipsó a la primera dama en el Baile de Gobernadores
Si la intención de Donald Trump era hacer competencia a la gran noche del cine, puede decirse que en parte lo consiguió. Y es que, mientras en la alfombra roja del Dolby Theatre se disputaba el mejor «look» de los Oscar, en la Casa Blanca se libraba la otra gran batalla estilística de la noche: la de Melania e Ivanka Trump en el tradicional Baile de Gobernadores, donde ayer se dieron cita 46 mandatarios invitados a la primera gran fiesta organizada por el republicano desde que llegó al poder.
Un evento en el que todas las miradas estuvieron puestas en Melania, que debutaba como anfitriona del conocido baile presidencial. De hecho, fue ella quien eligió la temática de la fiesta, a la que tituló «Renovación Primaveral» porque «el olor a jazmín y a rosas impregnará el aire mientras damos gracias por nuestra gran nación y espíritu renovador», afirmó.
No obstante, fue su hijastra la que quiso acaparar un protagonismo no perseguido por la primera dama. Así, mientras Ivanka no dudó en compartir en sus redes sociales imágenes junto a su marido en el evento, Melania optó por permanecer en un segundo plano y no difundió ninguna instantánea de la noche. De hecho, sólo posó para el retrato oficial con los gobernadores, en el que apenas pudimos apreciar el vestido que lució para la ocasión. Por lo poco que dejó mostrar, apreciamos que vistió un sencillo traje negro con escote en V que combinó con los mismos pendientes de diamante que llevó en la investidura de su marido. Optó por melena suelta alisada y un maquillaje discreto, en consonancia con su apatía mediática de la noche.
Fue la cara B de Ivanka, que ya momentos antes del evento compartía en Twitter e Instagram imágenes de su estilismo. No tuvo así pudor en presumir de un vestido palabra de honor de la firma estadounidense J. Mendel, de satén azul y de cuya parte superior emergían lunares blancos sobre un fondo negro. Según se hace eco la Prensa estadounidense, ha desembolsado más de 4.000 euros por la prenda, algo que confirmamos si accedemos a la tienda «online» en la que se puede adquirir exactamente por 4.295 dólares.
Sin embargo, lo que más sorprendió de su «look» fue el calzado, ya que se decantó por unas sandalias negras de su propia marca después de que en las últimas semanas decidiera distanciarse de la firma que lleva su nombre para no perjudicarla, pues cada vez son más las tiendas que retiran artículos de su línea. Sin embargo, parece que a la hija del presidente no le va del todo mal. Muestra de ello es que se acaba de mudar con sus hijos y marido a una mansión valorada en más de cinco millones de euros, ubicada en el exclusivo barrio de Kalorama, a sólo tres kilómetros de la Casa Blanca, y donde tiene como vecinos a los Obama, ya que el distrito suele ser retiro residencial de no pocos ex presidentes.
Mientras tanto, seguiremos con la incógnita de saber el motivo de la actitud de Melania en un baile en el que a su marido –que, por cierto, cambió su inseparable corbata por una pajarita que, sin embargo, no evitó el «efecto ahorcado»– seguramente no pararon de pitarle los oídos ante una comunidad cinematográfica que no le da tregua.
Esta nueva postura mediática que ahora parece adoptar su mujer quizá tenga que ver con el hecho de que sus vestidos no han parado de acaparar titulares desde que el matrimonio se mudó a la Casa Blanca, desde aquellos que la acusan de dar la espalda a las firmas nacionales, hasta los que la consideran una mala copia de Jackie Kennedy, pasando por el boicot recibido de parte de importantes diseñadores que, como Tom Ford, se niegan a vestirla.
Para otros la razón por la que Melania no presumió anoche de vestido es más sencilla y la relacionan, paradójicamente, con sus ansias de protagonismo, ya que compartir una instantánea en la noche de los Oscar habría significado no alcanzar la repercusión deseada por la ex modelo. En cualquier caso, últimamente ha intentando mitigar sus polémicas estilísticas luciendo marcas estadounidenses, como Ralph Lauren, e impregnando sus «looks» de rojo republicano. ¿Será suficiente?
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