Moda
El vuelo de la mariposa
Apodemia es una mariposa viajera y luchadora. Así empieza la historia empresarial de Jimena Von Knobloch y Jaime Landeta. Un viaje que les ha llevado desde el año 2013 a ser ya una marca conocida en el mundo de la joyería.
El reto de la firma es salir fuera de España, según aseguran desde Apodemia. "Queremos estar presente tanto online como físicamente en todo el mundo".
A mitad de campaña la empresa ya ha facturado lo mismo que en todo el ejercicio anterior. Para este año esperan doblar la facturación respecto al año pasado.
La venta online representa un 10 por ciento de las ventas totales y crece más rápido que la venta física. "Conseguimos duplicar el canal físico anualmente, pero en online llegamos a crecer entre 3 y 4 veces al año, por lo que esperamos que en poco tiempo lleguen a estar las ventas muy similares", comentan desde Apodemia. La firma tiene siete puntos de venta propios en Madrid.
A corto plazo la estrategia empresarial pasa por consolidar equipos, lo más importante para crecimiento a largo plazo que tenemos en mente es que a corto plazo tengamos equipos fuertes que puedan llevar a cabo todo lo que la compañía demanda, que es mucho.
Cada año se crean 12 nuevas colecciones únicas en las que domina la exclusividad y frescura. Las colecciones de Apodemia son resultado de la combinación entre diseño atemporal y la calidad de la patente de baño de oro
blindado de 18 quilates exclusiva de la marca.
El perfil del cliente que compra joyas en Apodemia es: mujer, de 30 años, trabajadora, independiente, detallista y con estilo propio. Esta mujer busca piezas femeninas hechas con materiales como plata rodiada, piedras preciosas y cintas de algodón y seda. En el terreno de los materiales destaca la patente de baño de oro blindado. Nacida a partir de una intensa investigación para poder ofrecer la mejor calidad posible del sector, el secreto no desvelado por la marca consiste en un laminado de diferentes metales que se destila en diferentes aguas y temperaturas, el proceso de elaboración de esta patente cristaliza el oro de 18kt que se adhiere a la pieza como la raíz de un árbol a la tierra y resulta casi imposible de eliminar. De ahí que se llame ““oro blindado””. Solamente así, gracias a una cuidada medición de los tiempos de laminado y un procedimiento conocido como electrólisis que permite la soldadura del metal, se consigue que el oro pase a formar parte de la joya para siempre. A ello contribuye también la calidad de la materia prima del baño: 5 micras de oro de 18kt. Un estándar de máxima calidad que, además, garantiza la presencia de Apodemia en países como Francia, cuyo mercado de joyas no permite comercializar con piezas que no cuenten, como mínimo, con un baño de oro vermeil.
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