Moda

Giorgio Armani: «En 40 años he cambiado los esquemas sociales»

El italiano celebra sus 82 años y cuatro décadas de éxito en la industria de la moda y desvela algunas de las cualidades que le han permitido llegar lejos: concreción, coherencia, visión e individualidad.. Se confiesa, además, un perfeccionista apasionado de su trabajo

Giorgio Armani: «En 40 años he cambiado los esquemas sociales»
Giorgio Armani: «En 40 años he cambiado los esquemas sociales»larazon

El italiano celebra sus 82 años y cuatro décadas de éxito en la industria de la moda y desvela algunas de las cualidades que le han permitido llegar lejos: concreción, coherencia, visión e individualidad.

S iempre de azul, y a menudo con zapatillas blancas, Giorgio Armani lleva más de cuarenta años saliendo a la pasarela a recibir los aplausos del público tras mostrar sus colecciones. Discreto y sonriente, el diseñador, que el martes pasado cumplió 82 años, repitió su ritual –aunque esta vez llevaba corbata– en la semana de la Alta Costura de París. El único italiano en este evento francés, presentó la colección otoño-invierno de Armani Privé, una de las 10 firmas de su portafolio. Si como diseñador tiene éxito, como hombre de negocios ha triunfado tanto que su empresa se ha convertido en objeto de estudio en universidades de todo el mundo. Según «Forbes», Armani, que nació en Piacenza en una familia de clase obrera, ha amasado hasta ahora una fortuna de 5.900 millones.

– ¿Qué relación mantiene con España?

–Una relación muy cercana. España es un país que siempre me ha fascinado e inspirado. Además, son muchas las celebridades españolas con las que trabajo: Penélope Cruz, Paz Vega, Rafael Nadal, o incluso Fernando Llorente y Cayetano Rivera Ordóñez, para los que he creado los trajes de sus bodas.

–Desde hace un tiempo ha iniciado el servicio a medida para hombre. ¿Qué satisfacción encuentra aplicando su propio estilo a las medidas de cada cliente?

–El trabajo a medida es indudablemente muy motivador porque, al igual que la alta costura, representa el mayor lujo en el mundo de los tejidos. Sin embargo, lo que realmente convierte en algo muy especial este tipo de servicio es la acción de personalizar. Un traje «Made to Measure» permite conseguir detalles únicos, realizados bajo petición del cliente y que reflejan su gusto personal. Se trata de un plus indiscutible, donde se obtienen unas prendas cuyas proporciones y volúmenes son adaptadas perfectamente al cuerpo, para conseguir el máximo confort.

–Tengo entendido que hay dos grandes estilos en su costura a medida para hombre, el entallado y el natural. ¿Conviene acaso renunciar a algo de comodidad para ser más elegante?

–En absoluto. El principio básico de mi visión estilística es que una prenda nunca debe ser rígida, sino confortable. En ambos casos, el entallado y el natural, las líneas marcan la silueta sin oprimirla.

–Usted representa el potencial de la moda masculina. A pie de calle existe una percepción generalizada de que ésta, históricamente, cambia menos en el tiempo respecto a la femenina. ¿Por qué?

–Porque la moda masculina es un código muy difícil de romper. Un armario masculino se basa obligatoriamente en elementos cuyas formas son conocidas: chaquetas, pantalones, camisas y abrigos. Sin embargo, la actualización es constante, y es precisamente esto lo que permite que el patrimonio de la moda masculina sea siempre válido. Yo, por ejemplo, siempre respeto los códigos externos para modificar los internos, con pequeñas intervenciones, eligiendo materiales fluidos, con efectos y tratamientos especiales.

–¿Qué diferencias se encuentran entre diseñar para hombre y para mujer?

–Como hombre, tengo un enfoque más directo sobre la moda masculina: puedo probar aquello sobre lo que estoy trabajando e intuyo enseguida las virtudes y los defectos de una chaqueta o de unos pantalones, o el ajuste de una camisa. En las colecciones femeninas, sin embargo, el enfoque es más mental y menos físico, pero igualmente pragmático.

–A menudo pensar en Giorgio Armani es hacerlo en la elegancia de lo oscuro. ¿Está de acuerdo?

–No forzosamente. El uso y la elección de los colores por mi parte dependen de la inspiración en el momento. No soy contrario a los colores alegres, aunque prefiero trabajar con una paleta más orgánica y reservar las sorpresas con detalles inesperados.

–¿Qué cualidades debe tener necesariamente un modista?

–La primera es la concreción: diseñar prendas para la gente, no sólo para la pasarela. La segunda es la coherencia: hay que proceder manteniéndose fieles al estilo propio de cada uno, porque el público busca en un diseñador unos valores duraderos y tranquilizadores. La tercera cualidad es la visión: hay que estar siempre con los ojos abiertos, estudiar el mundo a nuestro alrededor y comprender o anticipar sus necesidades. Finalmente, es fundamental la individualidad: un diseñador digno de este título tiene que estar convencido de aquello que hace, incluso a costa de ir contracorriente.

–Usted es un reconocido perfeccionista. Su pasión por los detalles, ¿es amor u obsesión?

–Para mí es, sin duda alguna, amor. Un amor que procede de una pasión muy grande por aquello que hago. Los demás podrían considerarla una obsesión. Pero sí, indudablemente, soy un perfeccionista: todo aquello que lleva mi firma ha tenido que pasar, de alguna manera, mi rigurosísimo examen.

–La moda, en esencia, representa un modelo a seguir, algo que, socialmente, va de arriba hacia abajo. ¿Se puede seguir la moda y a la vez tener personalidad?

–No sólo se puede, sino que se debe tener una propia personalidad. Sin personalidad e inteligencia, no hay belleza ni elegancia. Por tanto, hay que interpretar las propuestas de la moda para reflejar la propia personalidad, y elegir el estilo con el que nos podemos sentir a gusto.

–¿Cómo ha cambiado hoy el mundo de la moda?

–Se ha transformado bastante a lo largo del tiempo. Ante todo, han aparecido nuevos mercados que han aportado nuevas inversiones; pero al mismo tiempo han surgido demandas nuevas y variadas. También han cambiado los gustos estéticos: en los últimos años, al mundo de la moda se le ha pedido de desenhornar ideas y colecciones con una gran velocidad aunque, como ya he comentado en más ocasiones, inventar con calidad implica tiempo. Hay que ser conscientes también del cambio acaecido en la comunicación. Ésta ya no se sirve sólo del papel impreso, sino de la web, del cine, de las redes sociales: representan unos instrumentos fundamentales para alcanzar el público. Por esta razón le dedico mucha atención a los nuevos lenguajes, porque pienso que la relación con el presente es esencial.

–Desde un punto de vista empresarial, ¿la marca Armani podrá existir sin el hombre Armani? ¿Y al contrario?

–En estos años me he rodeado de unos colaboradores capaces, personas que he formado pensando también en la sucesión. Puedo por tanto asegurar que está todo listo para que, en el momento adecuado, mi equipo se mueva con autonomía. Pero, por el momento, no tengo ninguna intención de ceder mi testigo.

–Usted representa el diseño italiano en el mundo. ¿Qué opina del estado de la moda en Italia?

–La moda italiana es única y reconocible. Hoy puedo decir que, tras un periodo difícil, ha vuelto a disfrutar de un buen estado de salud. Hay una determinada manera de hacer moda de forma concreta, inspirada y excelente en la realización que marca la diferencia. Y que existirá siempre.

–En la infancia le apasionaba el cine y en su trabajo ha vestido a muchos actores.

–Es cierto, es un amor que nació muy temprano. Cuando era pequeño, cada vez que podía iba al cine después del colegio y me imaginaba viviendo las mismas aventuras y emociones que veía proyectadas en la pantalla. Poder trabajar con los mejores directores y actores, dando vida a historias magníficas, es un sueño que se ha hecho realidad.

–¿Sigue yendo al cine?

–Voy a menudo, y me gusta ver determinado cine italiano, pero también disfruto de las películas de los grandes directores internacionales.

–Usted es un embajador de Italia en el mundo. ¿Cómo ve hoy su país, 80 años después?

–Tras algunos años difíciles, creo que mi país está en un momento de gran fervor y tiene bastante que ofrecer, tanto en términos de producción cultural como en términos de talento. El equilibrio entre herencia y actualidad es la clave. Soy optimista y pienso que el futuro será prometedor, pero tenemos que esforzarnos todos. Muchísimo.

–¿Qué opina de su trabajo tras más de 40 años de carrera?

–Estoy orgulloso de ello. En 40 años de carrera creo haber creado un estilo de vida en el que el público se reconoce inmediatamente. No he diseñado prendas simplemente, bellas o elegantes, sino capaces de determinar unos nuevos comportamientos, de seguir y quizá cambiar los esquemas sociales. El hecho de que mi trabajo haya tenido un impacto tan fuerte y tangible en la cotidianidad de la gente es una conquista.

–¿Volvería a ser modista?

–Sí, por supuesto. La moda es toda mi vida.

Los secretos del hombre de azul

–¿Cómo es, hoy, la cotidianidad de Giorgio Armani?

–Es una cotidianidad organizada, que comienza con una hora de gimnasio a la que no renuncio nunca. El resto de la jornada está siempre muy marcada por los compromisos de trabajo; pero por la noche me gusta relejarme, cenar con algunos amigos, o sentarme en el sofá frente al televisor acompañado de mis gatos.

–Cuando está de viaje, ¿qué ropa y qué perfume lleva en la maleta Giorgio Armani?

–Nunca falta mi perfume favorito, Armani Privé Bois d’Encens, un perfume intenso que, aun siendo duradero, es ligero y permanece en la memoria. En lo que se refiere a la ropa, camisetas azules de algodón en verano y jersey de cachemira en invierno. Y zapatos cómodos.