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Rosa Beltrán, la ‘yogui’ de la gente normal
El centro YogaStudio apuesta por un yoga accesible a todo tipo de personas y edades. “Hay que huir de los estereotipos: no hay que ser acróbata ni vegetariano para practicarlo”

Todos tenemos un don. El de Rosa Beltrán es hacer que la personas se muevan para mejorar su calidad de vida. “Hay que adaptar el yoga a cada cuerpo y a cada edad. Hay muchos estilos y posibilidades. No hay que ser acróbata ni vegetariano como piensa mucha gente”, explica con voz pausada.
Rosa nos recibe en YogaStudio (Instragram, Facebook), una sala de más de 200 metros iluminada por enormes balcones, situada en pleno barrio Salamanca, a un tiro de piedra del madrileño parque del Retiro.
Su idilio con el mundo del deporte empezó con tan solo cinco años cuando se enamoró de la gimnasia rítmica. El deporte de élite le enseñó que hay que huir de los extremos. “Mi pasión siempre ha sido fomentar la actividad física al mayor número de personas”. De hecho, esta profesional del deporte, con más de 20 años de experiencia, explica que su objetivo es proponer un “yoga más accesible”.
Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, entró en contacto por primera vez con la disciplina india hace 12 años para aliviar el estrés. Es profesora certificada por la Yoga Alliance de Hatha -tradicional-, Vinyasa -dinámico- y actualmente está más enfocada en su práctica de Ashtanga.
Además de Hatha, Vinyasa y Ashtanga, en su estudio imparten también Yin yoga o restaurativo. “Existe una gran cantidad de estilos que ofrecen un amplio abanico de posibilidades para que cualquier persona pueda practicarlo”. Aunque apunta que hay que “saber bien lo que haces y con quien lo haces”.
Beltrán explica que hay que quitarse de la cabeza muchos estereotipos que hay alrededor del yoga como que hay que ser acróbata, vegetariano o estar muy en forma para practicarlo.
“En YogaStudio impartimos clases de yoga terapeútico a la que acuden muchas mujeres mayores. Algunas vienen con dolencias como artrosis, ciática o problemas de columna que mejoran mucho con este tipo de práctica”, comenta.
También hay “clases más cañeras” para un público más joven que demanda un yoga más dinámico.
Además, explica que la práctica de asanas -posturas de yoga- es un complemento ideal para otro tipo de deportes. “Hay mucha gente que va a correr al Retiro y luego viene a una de mis clases para poder estirar bien y dejar su cuerpo más equilibrado”.
Después de ser durante años entrenadora personal en centros deportivos como Palestra, Abasota o Príncipe Sport, Beltrán relata las bondades que ha encontrado en esta disciplina milenaria que une cuerpo y mente. “Trabajar la fuerza y flexibilidad evita lesiones y muchas visitas al médico. De hecho, nosotros nos centramos en la prevención”.
El alma máter de YogaStudio lo tiene claro: el yoga es salud y es vida. “Mi objetivo es ponerlo fácil, hacerlo accesible a los alumnos para que se sientan cómodos. Es falso que haya que ser muy estricto ni vegetariano”.
Hablamos sobre los prejuicios y etiquetas que existen en torno a esta disciplina. El espacio rezuma serenidad y Rosa parece no tener prisa, actitud que contrasta con el bullicio de la calle. “Lejos de lo muchas personas piensan, el yoga no es una religión”, explica Beltrán. Como ella explica, es “un camino de vida que te ayuda a conectar contigo, con tu cuerpo y tu bienestar, ayudándote a mejorar en cualquier ámbito de tu vida”.
“Es una de las mejores herramientas que he encontrado para mejorar la calidad de vida de las personas”, confiesa convencida Beltrán mientras nos acompaña a la puerta. “El yoga funciona”.
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