Lo mires por donde lo mires...

Una creciente y cada vez más arrolladora ola de optimismo se ha instalado en España hacia la candidatura de Madrid, cuando apenas faltan 72 horas para que se conozca la ciudad que organizará los Juegos Olímpicos de 2020. Y vaya por delante que personalmente participo de esta corriente como uno más.

Sin embargo, me pide mi buen amigo Julián Redondo, con fina perspicacia profesional, que escriba unas líneas de por qué deberíamos también ser prudentes y mesurados ante esta espiral que se ha desencadenado.

Cuando se afronta una elección en la que tienen derecho a voto más de 90 personas cuyo perfil es muy variado, conviene analizar con frialdad y cierta perspectiva los posibles desenlaces. Y más aún si, como puede suceder también en esta elección, se produjeran dos votaciones, toda vez que en la primera ninguna de las tres ciudades involucradas alcance la mayoría. Además, hay otro factor que casi nadie está teniendo en cuenta y que puede interferir notablemente en esta elección: en esta Asamblea del Comité Olímpico Internacional (COI), además de la ciudad organizadora, se va a elegir al nuevo presidente del COI y al deporte que entrará en el programa de los Juegos Olímpicos de Verano, precisamente, para el 2020.

Seis candidatos optan a la elección de presidente y tres deportes pugnan por integrarse en el programa de los Juegos. Y si a esto le sumamos la elección de la ciudad, pues ya tenemos un tablero de lo más complicado con múltiples variantes por el cambio de «cromos» traducidos a votos.

Pero incluso en esto Madrid tiene ventaja, pues mientras que Tokio y Estambul sólo cuentan con un miembro de su país en la Asamblea del COI, España tiene tres y muy destacados, incluso uno en el Comité Ejecutivo del organismo olímpico. Así las cosas, lo mires por donde lo mires...