Andalucía
A Rienda la ganancia
La secretaría de Estado para el Deporte es uno de los puestos más golosos del Gobierno desde tiempos de los primigenios Román Cuyás y Javier Gómez Navarro, impulsores del bendito Plan ADO que sacó a los atletas españoles del subdesarrollo, más tarde vendría el resto de la ciudadanía, con el pretexto de los Juegos Olímpicos de Barcelona. El nombramiento de la granadina María José Rienda, antigua esquiadora de élite y con experiencia en el ramo gracias a su trabajo en la empresa pública Deporte Andaluz, uno de los pocos chiringuitos junteros que exuda dignidad, no fue discutido por nadie que hubiese tenido la dicha de cruzársela, fuera cual fuera su perfil ideológico e incluso militante: sabe del asunto y aplica su conocimiento con pasión. Por desgracia, su carrera en la política puede darse hoy mismo por concluida y su personaje por amortizado a causa de... ¡una actuación estrictamente legal y perfectamente legítima! Rienda, que es una señora la mar de inteligente, tenía consciencia de la brevedad de la carrera del deportista de alta competición e intentó, sin separarse ni un milímetro de la normativa vigente, que la Administración cleptómana (valga la redundancia) le confiscase la menor cantidad posible de euros. Por esa apariencia incorruptibilidad que define por igual a mediocres y totalitarios, van a eyectar a la presidenta del CSD los mismos que transan con los cargos en la judicatura y encargan tesis doctorales copy-paste para agarrar un puestecito en la universidad. Que con su pan se lo coman. Ella no hizo más que atenerse al mandamiento moral de impedir que el político rapiñe el bolsillo del ciudadano y malditos sean los mansos que alimentan a Leviatán, ese monstruo voraz, sin asomo de rebelión. He ahí los responsables del permanente estado de postración de la sociedad civil.
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