Andalucía
Asenjo carga contra el feminismo radical: «Está amasado de supremacismo y resentimiento»
Considera «justa» la lucha «para que las mujeres alcancen los mismos derechos que los hombres»
Considera «justa» la lucha «para que las mujeres alcancen los mismos derechos que los hombres»
En pleno órdago de Vox a PP y Ciudadanos a cuenta de su apoyo a las leyes de género y la articulación de ayudas a las mujeres víctimas de la violencia de género en el pacto que acaban de suscribir para gobernar la comunidad autónoma, el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, valora algunas cuestiones vinculadas al feminismo, siempre desde la óptica de la Iglesia. El prelado asegura que el feminismo radical está «amasado de supremacismo, resentimiento e ideología de género» y tiene «inequívocos orígenes marxistas». Estas palabras forman parte de la respuesta que Asenjo ha dado a un lector en la revista semanal «Iglesia en Sevilla», en la que el interesado afirmaba que «hay quienes tachan al papa Francisco de feminista» y, a continuación, le preguntaba al arzobispo qué piensa al respecto.
«Si por feminismo entendemos la lucha para que las mujeres alcancen los mismos derechos en la vida social que tienen los hombres, me parece una lucha justa, en la que todos nos debemos implicar», reconoce el arzobispo de Sevilla. Además, agrega en la respuesta que «hombres y mujeres son radicalmente iguales» y que «ambos son imagen de Dios y tienen, en consecuencia, la misma dignidad», añadiendo que «en ello está el Papa Francisco» que, matiza, «de ninguna manera profesa el feminismo radical, amasado de supremacismo, resentimiento e ideología de género, con inequívocos orígenes marxistas».
Asimismo, Asenjo asegura que el Papa, durante su pontificado, ha mostrado su «preocupación» por una «mentalidad machista que persiste en la sociedad contemporánea».
En este sentido, añade que el Papa Francisco ha mostrado su preocupación por que «siga persistiendo cierta mentalidad machista, incluso en las sociedades más avanzadas, en las que se consuman actos de violencia contra la mujer, convirtiéndola en objeto de maltrato, de trata y lucro, así como de explotación en la publicidad y en la industria del consumo y de la diversión».
Por último, Asenjo se refiere a las palabras del Papa en las que señala que «le preocupa igualmente que en la propia Iglesia, el papel de servicio al que todo cristiano está llamado, se deslice en el caso de la mujer, algunas veces, hacia papeles más bien de servidumbre que de verdadero servicio».
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