Andalucía

Circulación fluida

La Razón
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Afirman los taurinos que el matador que no trabaja el 15 de agosto no torea en todo el año, así que, mutatis mutandi, será un soberano pringado quien no se escape a donde sea, el destino es indiferente, en este cénit del verano tan bien colocadito en 2017 a modo de puente. Veremos imágenes de ciudad vacía como cuando se televisa una gran final o cae una bomba de neutrones, y de playas atestadas como si la crisis fuese sólo un mal recuerdo. El miércoles 16 darán por acabada la temporada estival los más industriosos (¡¡como que la Liga empieza el viernes, festividad de Santa Elena de Constantinopla!!), aunque los últimos rezagados tendrán por delante esas vacaciones que comenzaron ayer bastante antes de las tres de la tarde «para ahorrarme la caravana». Los artículos que leerán mañana y pasado en este espacio, no les digo más, llevan escritos desde que Juanito Valderrama hacía gorgoritos con los niños cantores de Viena. Así que extráñense si este fin de semana me reconocen acumulando víveres en una tienda de conveniencia para ver las dos últimas jornadas del Mundial de atletismo, porque serán imaginaciones suyas. Este veraneante, no su holograma urbano, estará disfrutando del paisaje mediterráneo (matorrales, monte bajo, vides, chumberas...) y paradójico, pues bañado por el Atlántico, del interior del Algarve o fascinado por la luna decreciente que, cuando no hay nubes, ilumina Marruecos desde la playa de Sabinillas. Porque también la mente tiene derecho a viajar, aunque sea a parajes sobradamente conocidos y a tan sólo dos horas de carretera. Con la ventaja de que la imaginación nunca se queda atrapada en un atasco.