La Rioja
De Cádiz a La Rioja para ver a su hijo tras 4 años sin cumplirse el punto de encuentro
Antonio Pineda reclama el régimen de visitas después de varias «denuncias falsas» por maltrato.
Antonio Pineda reclama el régimen de visitas después de varias «denuncias falsas» por maltrato.
De Chiclana, en Cádiz, hasta Logroño, hay más de 960 kilómetros. La distancia emocional es mayor que las más de 20 horas de coche. Hoy es el Día del Padre y Antonio Pineda tampoco verá a su hijo, después de cinco denuncias en las que resultó absuelto, según la documentación a la que accedió LA RAZÓN, por malos tratos, que le costaron sendas noches «en los calabozos». Dicen que «las abuelas mueven el mundo» y a ello se agarra Antonia Ramírez Valdés en «la lucha» por «volver a ver a mi nieto» después de 4 años. «He ganado todos los procedimientos, que han sido más de 20», señala el padre del menor. «Puedo probar un mínimo de tres denuncias falsas», por las que su ex pareja «está querellada» y «está pendiente de dos procedimientos penales» por «amenazas a un juez».
Según relató el abogado de la familia, David Sierra Segura, se trata de «seis años con polémicas». En resumen, Antonio conoció a su ex pareja «por Logroño» y de la relación nació un niño. Fue «denunciado por ella por violencia de género, siempre absuelto». Siguió una «querella contra ella por simulación de delito» y «la propia Guardia Civil indica que lo que la denunciante indica es falso: amenazas que no ocurren». Después de reintentar la relación, por el niño –tras mensajes de «si no vuelve le va a arruinar la vida» que están con acta notarial– y «al año y medio de tener el hijo, los abuelos maternos tienen conflicto» con Antonio Pineda, «que se quieren venir a Chiclana». «Con ánimo de que no consiga hacer eso, le dicen a la Guardia Civil que la ha maltratado». Tras el proceso judicial, en principio «le dan la guardia y custodia a los abuelos maternos». «Tras muchas luchas, vuelve con la madre». El pequeño tenía ya tres años. Estuvo dos meses viviendo en Chiclana. Tras la ruptura, llegaron las denuncias. Ya en Logroño, se establece «un régimen de visitas. Desde entonces no lo veo porque ella incumple el régimen». Cada mes «nunca lo ve, a pesar de que las denuncias se archivan».
Cada 30 días, Antonio Pineda se hace más de 20 horas de coche, ida y vuelta, para ver a su hijo y en la mayoría de ocasiones «no es llevado al punto de encuentro». La madre llegó a asegurar que «jamás lo va a llevar porque piensa que se lo va a llevar a Marruecos». «Ella dijo expresamente: 'Si tengo que mentir, mentiré por conseguir lo que quería'», relatan. Hay informes psicosociales que dicen que «los abuelos maternos deciden e impiden la relación del padre con el hijo». Las denuncias se han sucedido, entre ellas la de «desobediencia a la autoridad». Este tiempo, «el niño ha perdido una de las familias». «Está socialmente mal visto que el hombre tenga los mismos derechos. Si fuera al revés, al día siguiente le quitan la custodia al padre», denuncia el abogado. Este diario intentó contactar con la familia materna del niño. Pese a su situación económica, Antonio va siempre con la esperanza de ver a su hijo. Los informes señalan que muestra rechazo y que «le tiran los juguetes» y «le dicen que lo ven en vídeo», coartando «la relación». La sentencia indica que en breve le toca «pernoctar» con su padre. La madre tiene «más de 30 denuncias por desobediencias judiciales, todas archivadas porque no es delito que una madre incumpla el régimen de visitas». «Los delitos no están tipificados de la misma manera para un padre que para una madre», denuncia Pineda. Entretanto, la abuela Antonia busca en la web del colegio «alguna foto en la que salga» su nieto para poder verlo «después de 4 años de tortura» y Antonio sigue «luchando para que su hijo sepa que tiene un padre».
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