Selección Española
El capitán palmotea al Rey
El fútbol, sobre todo en época de Mundial, es un universo con su propio protocolo, en el que ni siquiera chirría que las primeras magistraturas del Estado rindan pleitesía a unos jovenzuelos en paños menores: todo por la foto. Antes de viajar a Rusia, el plantel todavía de Lopetegui recibió la visita del flamante presidente del Gobierno y David de Gea se permitió la impertinencia de desairarlo en público porque Pedro Sánchez, hace dos años, le afeó su amistad con Torbe, el más asqueroso proxeneta y productor de pornografía del sur de Europa (el que no se le hayan podido demostrar ilícitos penales no desmerece el repudio por tan disolvente relación). Su exclusión del equipo por semejante niñatada le habrían ahorrado varios disgustos a la afición. Al contrario, el portero exigió con hipocresía de obispo medieval que el inquilino de La Moncloa lo desagraviase. El domingo, en el vestuario del estadio Luzhniki, Felipe VI consolaba a Sergio Ramos tras la eliminación de España y las agencias difundieron una imagen sorprendente, pues el capitán palmoteaba el hombro del Rey con grosera familiaridad. El camero, que es el mejor defensa de la historia en competencia con Beckenbauer y por encima de Maldini o Cannavaro, maestros del «catenaccio», debería considerar que si cargos electos y eminencias en cualquier campo se inclinan con respeto ante el Jefe del Estado, no existe ningún motivo para semejante compadreo. Hace unos días, Emmanuel Macron puso en su sitio a un jovenzuelo insolente que lo trató con demasiada confianza, instándolo a «obtener un diploma y a alimentarte por tus propios medios». Ramos no tiene problema para llegar a fin de mes pero es evidente que anda cortito de formación y mucho peor de modales. Este comportamiento no es admisible ni ganando, así que perdiendo...