Barcelona

«El flamenco sin la mujer no es nada»

La siguen llamando «Niña» con 23 años de escenarios recorridos y, con la Medalla de Andalucía que ha recibido este año colgada del cuello, publica nuevo álbum: «Bajo tus alas»

La siguen llamando «Niña» con 23 años de escenarios recorridos y, con la Medalla de Andalucía que ha recibido este año colgada del cuello, publica nuevo álbum: «Bajo tus alas»

Tras dos discos de versiones con aroma latino y enorme éxito («Raíz» y «Ámame como soy»), Niña Pastori (María Rosa García García, San Fernando, 1978) vuelve con un disco de temas propios «Bajo tus alas», un álbum en el que sigue experimentando con otras sonoridades y enamorando con su voz y sus historias. Lo presentará en Málaga (4 de mayo), Valladolid (26), Sevilla, Jaén (2 de junio), Palma (16), Marsella (22) y Barcelona (21), entre otros lugares.

–Canciones propias, por fin.

–Son mi sentir, lo que me nace. Siempre ha sido así, pero teníamos acumuladas más de cinco horas de música nuestra.

–¿Sólo?

–Sí, porque preparando los discos anteriores salieron cosas de lo inesperado, trocitos que se iban quedando o partes que de repente no cuadraban pero que pueden servir de semilla de algo más... y las vamos grabando y quedan. No las utilizas porque no las comprendes hoy, pero están. Y en este álbum me han ayudado Pablo Alborán, Vanesa Martín y Manuel Carrasco, que le han dado otra vida nueva a los temas. Han estado increíbles. ¡Lo hacen mejor que yo!

–¿Graba con el móvil sus ideas?

–El Chaboli (Julio Jiménez Borja, su marido y productor) siempre lleva una grabadora pequeñita y a veces nos sorprendemos de cosas muy bonitas que hemos improvisado en cualquier lugar. Lo ponemos y recordamos el momento en que lo grabamos. Es parte de la vida.

–¿Recuerda el sentimiento original?

–Sí que te acuerdas pero la presencia no es la misma.

–La sonoridad del álbum es muy abierta y libre.

–Creo que es lo importante en el arte. La libertad. No sentirte con presión, porque te puede sacar de tu intención y tu camino. Para mí, el arte es pureza y es verdad. Y los hay que dicen «eso es una basura» y no lo entiendo.

–No hay que tener miedo a expresar lo que llevas.

–No, pero a veces se tiene, por todo lo que nos rodea, por ser indeciso.

–¿Y el corsé del flamenco le aprieta?

–No. Nunca lo ha hecho. Siempre me he sentido a gusto y libre. Escucho a mi compañía que llevamos 23 años juntos, pero hago mi sentimiento. Alguien lo apreciará.

–¿Le preocupa el éxito?

–La mía no es una música comercial, no está hecha con máquinas, son músicos tocando de verdad. Cuando a un músico le gusta lo mío, es lo más. Vino Carlos Santana a decirme que le puse la piel de gallina.

–¿Y los entendidos?

–Una no siempre acierta, pero la verdad es que siempre he tenido buena recepción. No puedes poner a todos de acuerdo porque no eres Dios, pero me gusta que haya muchos estilos y maneras de sentir. Eso nos alimenta. Enrique Morente era un genio muy grande y decía que el «heavy metal» era maravilloso. El conocimiento es bueno para todos.

–Pero la libertad tiene un precio. A Enrique le cayeron palos también.

–Sí, pero era un genio. Y un hombre sabio porque muy poca gente mayor escucha a los jóvenes. Él se arrimaba y les daba sus consejos y eso es ir por delante.

–¿Oye música de los jóvenes?

–Pues claro, desde la que escuchas en una juerga, o discos que me pasan de gente que no conoce casi nadie. Muchas veces te metes en YouTube buscando a Camarón y acabas con Michael Jackson porque todo va enlazado. Es una de las cosas buenas de la tecnología. Tienes la posibilidad de ver cualquier cosa del mundo.

–Hay debate con el reguetón.

–Pues mira, también mola. Está todo el mundo como «enciscao» con eso, la gente... Pero es música y hay flamenco que no vale nada y el reguetón bien hecho tiene un ritmo y un tiempo que mola.

–Hay que probar.

–Medio mundo aprende de medio mundo. Otra cosa es que luego hagas lo tuyo.

–Una canción cuenta sus raíces, «Corazón de mar».

–Sí... hablo de los cantaores de mi tierra y de los que no están, como la Perla de Cádiz, Adela La Chaqueta, que fue muy querida y respetada, y de Lola Flores, o el Beni de Cádiz, que fue un artista gigante, que era un cantaor que además bailaba y era casi un humorista. Y de esos no quedan muchos. Pagabas lo que fuera por verle en directo.

–Menciona a tres mujeres.

–Sí, porque el flamenco sin la mujer, no es nada. Se habla mucho hoy del machismo pero es algo que nos han educado así y venimos de generaciones atrás, pero en el flamenco la mujer ha tenido siempre mucho papel.

–¿Nunca ha sentido machismo?

–La verdad es que no. Yo tengo que decir que jamás. Me he topado con gente que me ha respetado. Soy la menor de cuatro hermanos y en mi casa siempre me han apoyado para que hiciera carrera en la música si es lo que quería. Pero sé que otras mujeres no han tenido esa suerte.