Málaga

El hombre que dotó de magia al cine

Una exposición en Málaga indaga en la figura de Georges Méliès y la magia de su cine
Una exposición en Málaga indaga en la figura de Georges Méliès y la magia de su cinelarazon

Con Georges Méliès el cinematógrafo se convirtió en un espectáculo dejando atrás los usos que lo acercaban más a un artefacto para medir el movimiento o a un nuevo invento abocado al olvido en pocos años.

Los hermanos Lumière pensaban que como negocio aquello que habían inventado no tendría éxito y lo mismo debió sentir Méliès cuando tuvo que dejar su oficio de contar historias para vender juguetes en una estación de París. Eso sucedió una vez que los grandes estudios se hicieron con el control de la distribución de las primeras películas y esa extraña animación, juguete de feria, se convirtió en un negocio que dura hasta la actualidad.

El hijo de un empresario del calzado desarrolló a lo largo de su vida diversas profesiones relacionadas con el ambiente científico e inventor de comienzos de la pasada centuria. Con sus obras introdujo el mundo del sueño, la fantasía, la ciencia ficción, la magia y el juego cuando el cine no era más que un instrumento documental.

Los orígenes

Antes, en los primeros balbuceos del invento, Méliès asumió en su obra un caudal fantástico que venía de las fuentes literarías del siglo XIX y que le convirtió en un autor de factura única capaz de consolidar un universo personal que no ha sido superado hasta el momento.

Sobre su legado trata la exposición instalada en la Plaza de la Marina de Málaga bajo el título «Empieza el espectáculo. Georges Méliès y el cine de 1900», organizada por la Obra Social de La Caixa, el Ayuntamiento malagueño y la Cinémathéque Française, que posee la mejor colección de piezas del director francés, quien entre 1896 y 1922 puso en circulación más de 500 películas.

Aparatos de la época

La sorprendente muestra itinerante se instala en un recinto de 200 metros cuadrados que sumerge a los visitantes en el ambiente de principios del siglo XX, cuando nació el cine, mediante la reproducción de aparatos de la época, maquetas, objetos y fotografías a las que acompañan algunas de las películas más significativas de Méliès como «Viaje a la luna».

La exposición se divide en tres partes diferenciadas que ofrecen al visitante una visión global del mundo en el que se movió el genio francés. En el primer apartado narra cómo era el mundo donde nace el cine a la vez que deja un papel protagonista a las figuras de Houdin y Marey, dos personalidades que tuvieron gran influencia en su obra y trayectoria.

Sobre el mundo de Méliès trata la segunda parte, centrada en la evolución del trabajo del cineasta y en las referencias estéticas que lo caracterizan, ya que el discurso que usó para crear su propia marca parte de juegos ilusorios, efectos con espejos y superposiciones así como el uso de elementos musicales, pero sobre todo rescata el interés del director por realizar un cine que interesara a las clases populares.

La exposición acaba con un guiño a la mítica «Viaje a la luna» y el legado del que han bebido las generaciones posteriores.

Esta muestra es también un homenaje a aquellos pioneros, nunca mejor dicho, que dieron el primer impulso a una industria que vivió sus balbuceos sin apenas medios ni capacidad económica. El valor de las obras de gente como Méliès no es solamente el artístico, pues se convirtieron en el divertimento de fiestas y ferias populares del cambio de siglo donde las gentes del pueblo iban a ver un espectáculo sin precedentes dentro de una barraca de feria.