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Pintura

El Museo de Almería, elegido por el Prado para exponer una obra maestra de Velázquez por su bicentenario

Exhibirá del 8 de abril al 5 de mayo «El bufón Calabacillas»

«El bufón Calabacillas», retrato pintado por Velázquez
«El bufón Calabacillas», retrato pintado por Velázquezlarazon

Exhibirá del 8 de abril al 5 de mayo «El bufón Calabacillas»

El Museo de Almería exhibirá del 8 de abril al 5 de mayo ‘El bufón Calabacillas’, uno de los retratos más conocidos de Velázquez, cedido por el Museo del Prado dentro de las actividades de conmemoración de su bicentenario.

Uno de los proyectos incluidos en esta efeméride es ‘De gira por España’, una iniciativa que consiste en el préstamo de 12 de las obras maestras del Prado a diferentes museos, elegidos entre los mejores del país, para hacer extensiva la celebración del bicencentario a todas las comunidades autónomas.

Por un periodo de un mes, obras de Goya, Tiziano, Murillo, Rafael, Zurbarán, Sorolla, Poussin, La Tour y El Greco acercarán el arte del Museo del Prado a distintos puntos de la geografía española.

La directora del Museo de Almería, Beba Pérez, junto con los demás responsables de las instituciones que acogen en sus sedes estas obras de la colección del Museo Nacional del Prado, ha participado en el acto de presentación de este programa del bicentenario.

Pérez ha agradecido a todo el equipo de profesionales del Prado “que hayan contado con el Museo de Almería en esta ocasión histórica y única para la provincia”.

Por su parte, el delegado de Cultura, Turismo y Deporte, Alfredo Valdivia, ha anunciado que la exposición de la obra de Velázquez contará con un programa didáctico y científico que incluirá conferencias, visitas guiadas y talleres con los que “el Museo de Almería quiere hacer partícipe a toda la ciudadanía de esta celebración del Bicentenario del Prado.

Uno de los retratos más conocidos de Velázquez Según recoge la ficha técnica del Mueso del Prado, ‘El bufón Calabacillas’ (1635-1639) es un óleo sobre lienzo que retrata a Juan Calabazas que sirvió primero como bufón del cardenal infante don Fernando de Austria y en 1632 pasó al servicio del rey, para morir siete años más tarde.

Es uno de los varios retratos de bufones de Velázquez que basan su eficacia comunicativa en la presencia imponente del personaje en un primerísimo primer plano, su ubicación en un lugar indeterminado, su extraña y casi descoyuntada postura y su expresión insólita. En esta obra destaca el tratamiento técnico, sobre todo de la cabeza, realizada a base de un eficaz difuminado.