Análisis

La Magna: un punto de inflexión cofrade

LA RAZÓN, con el patrocinio de Caja Rural del Sur, reúne a varias personas vinculadas a la Semana Santa de Sevilla para analizar el II Congreso de Hermandades y la procesión

Antonio Piñero, José María Carnero, Manuel Jesús Roldán, José Lugo, Gonzalo Gragera y Juan Diego Márquez
Antonio Piñero, José María Carnero, Manuel Jesús Roldán, José Lugo, Gonzalo Gragera y Juan Diego MárquezKiko HurtadoLa Razón

El II Congreso de Hermandades y Piedad Popular de Sevilla, y la denominada procesión Magna que sirvió de clausura, han supuesto un punto de inflexión en el ámbito cofrade. La Iglesia, a través de este encuentro, ha reconocido el relevante papel de las hermandades en la sociedad actual y su importancia como freno a la secularización. El cortejo que se pudo contemplar el pasado domingo ha dejado estampas bellísimas, aunque también algunas sombras que deben hacer reflexionar a los organizadores y a las cofradías que participaron. Todos estos asuntos fueron abordados en un reciente almuerzo-coloquio organizado por LA RAZÓN en la Taberna del Alabardero de Sevilla, con el patrocinio de Caja Rural del Sur. Una cita, moderada por el delegado del periódico en Andalucía, José Lugo, en la que participaron Antonio Piñero, ex hermano mayor de Los Estudiantes; José María Carnero, hermano mayor del Calvario; el escritor Manuel Jesús Roldán y el periodista Gonzalo Gragera. La procesión Magna fue objeto de análisis y, según Piñero, la gente acudió «con miedo». «Los que teníamos silla llegamos casi dos horas antes», aseguró, aunque todo resultó «muy bien». Junto a ello, expresó sus dudas sobre la idoneidad de la fecha. Todos los asistentes coincidieron en este extremo, en pleno puente de la Inmaculada y con la ciudad a rebosar en los prolegómenos de la Navidad. Gragera, por su parte, consideró que fue un acto «impuesto» y «falto de naturalidad». «La Semana Santa es artificial por naturaleza», subrayó, además de remarcar que se notó el «miedo» que se extendió semanas antes por la enorme cantidad de público que se preveía y que finalmente no resultó así. Carnero, de su lado, afirmó que el arzobispo «ha sido el gran protagonista» de esta cita. La procesión, a su juicio, «fue un éxito organizativo, aunque es verdad que hizo mucho frío y eso restó público». Roldán insistió en este aspecto, señalando que ha sido un «éxito oficial». En su opinión, la Iglesia «ha sacado músculo» con este acontecimiento en un momento en el que otras religiones se están extendiendo en la propia ciudad. «Las cofradías son casi las únicas organizaciones que pueden reunir a tal cantidad de público».

En cuanto al contenido del congreso, Piñero subrayó que se ha remarcado el papel «real» de las cofradías y Roldán señaló que «la Magna se ha comido al congreso». ¿Acudió a la procesión un público distinto al de la Semana Santa? Carnero vio un público «exquisito, mejor que el de la Madrugada» y comparó el resultado de esta cita con la Expo de 1992, cuando los sevillanos desconfiaban de su celebración en los meses previos y luego «todo el mundo se apuntó al éxito». Además, señaló que «sin la colaboración de las hermandades no se podría haber celebrado». Piñero apuntó que fue un público «auténtico» y Roldán puso el acento en algunas sombras, como la vuelta «desangelada» de la Virgen de los Reyes.

La desnaturalización de la Semana Santa es un fenómeno que se extiende y a ello contribuyen las redes sociales. Roldán apuntó que, durante la Magna, la gente hacía fotos con los móviles «como si fueran psicópatas» y Gragera lamentó la falta de espontaneidad de las hermandades porque «estamos permanentemente vigilados». Carnero, de su lado, afirmó que las cofradías «son hijas de su época» y que ahora, incluso, «se reparten los minutos por componentes».

Todos los asistentes valoraron la participación de las imágenes de la provincia, que dieron vistosidad al cortejo. Tallas que iban acompañadas por sus devotos con rezos propios y ritos particulares. Especialmente llamativo fue el cortejo de la Virgen de Setefilla y su particular manera de llevar las andas.

En los últimos años han proliferado actos extraordinarios de este tipo, algo impensable hace no tanto. En este sentido, Gragera apuntó que «el ocio todo lo gobierna». «La Semana Santa se han convertido en un objeto de consumo, lo que favorece la dinámica de las Magnas o que, por ejemplo, el Cachorro vaya a Roma». En su opinión, «hay gente que dedica su vida a eso». Roldán, por su parte, insistió en este punto y puso el acento en la cantidad de personas expertas en la vestimenta de las imágenes.

El congreso, a juicio del hermano mayor del Calvario, ha venido a «reconocer el valor de la piedad popular» porque los cofrades «éramos considerados cristianos de segunda». Y el arzobispo lo tiene claro en un momento en el que las iglesias «se van vaciando y las hermandades llenando». Piñero, por su parte, afirmó que la Iglesia debe dar su sitio a las cofradías, donde «hay gente de todo tipo». «No se puede dar caña, hay que reconocer el importante papel de las hermandades».