Andalucía
Fachas por todas partes
Un diputado constitucionalista del parlamento catalán, en la última sesión previa a su disolución, hacía un recuento extravagante de fachas, o más bien de los así adjetivados por quienes dictan la doctrina oficial. De Boadella a Santi Vila, de Isabel Coixet al forajido Puigdemont, que lo fue durante unas horas de dudas y tribulaciones, muchos catalanes de diversa condición sufrieron la ira que se reserva a los disidentes en los regímenes totalitarios. Pues aquí también tenemos los nuestro, en cuanto que sufrimos una autonomía totalizadora y voraz que lamina a quien discrepa. «Cuando yo era joven, en España existía la llamada Prensa del Movimiento: periódicos que habían sido incautados por el régimen después de la Guerra Civil y eran vehículos de adoctrinamiento del partido único oficial. Cuando llegó la democracia, se entendió que esa prensa tenía que desaparecer. Sin embargo, se creó otra forma de adoctrinamiento que eran las televisiones públicas. Pero, ¿eso es una prioridad en una región como Andalucía, con las deficiencias en educación, en equipamiento, culturales...? ¿Eso se tiene que sostener con dinero público?» Pensarán que el entrecomillado pertenece a un jacobino cavernario, a uno de esos nostálgicos del franquismo que execra el Estado autonómico como némesis de su soñada España-una-y-lo-que-sigue. De un facha, en suma, sea eso lo que sea porque las palabras pierden sentido a fuer de manoseadas. Pues resultará también, entonces, que se ha pasado a la derechona el académico ubetense Antonio Muñoz Molina, la cabeza mejor amueblada de la izquierda andaluza, que ha dicho tal cosa en una reciente entrevista concedida al Grupo Joly. Así de claro y sin nombrar a la bicha, que es más bien una tenia insaciable con los dineros del presupuesto.
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