Hacienda
Gran paella mixta
Éste, sin duda, es el plato que hemos devorado todas y, con perdón, todos los españoles. Todos los días, atracón de noticias pero de ésas que son de portada y enormes titulares. La llegada de Màxim Huerta a Cultura sirvió para que su paella se llenara de antiguos comentarios y tuits y otras boutades sin mayor problema que las bromas. La locuacidad en las redes puede convertirse en un bumerán mortífero socialmente; pero si te topas con Hacienda, la cosa se pone verdaderamente fea. Y el Ministerio de Màxim ha sido con freno y marcha atrás. Tengo que admitir que, en cifras mucho mas modestas, también Hacienda ha llamado a mi puerta. Yo soy autónomo y nunca he tenido sociedades, así entenderán lo de la modestia. Mis asuntos fiscales los lleva un profesional, que en las fechas señaladas intenta explicarme el porqué de la agonía del ingreso que debo efectuar. Le suplico que no me dé explicaciones que no voy a comprender, así que habilito el dinero que se me reclama y fin del asunto. El año pasado fui investigado por el año 2015, se apreciaban gastos deducidos que no eran admisibles, más otra cantidad importante por no haber efectuado los pagos correspondiente al IVA, precisamente por mis trabajos en este periódico. Este tema se solventó satisfactoriamente para mí, ya que las colaboraciones literarias no están sujetas a IVA. Por lo anterior tuve que pagar una cantidad más la multa, que fue leve; porque no se apreció mala intención. Este año estoy en la misma historia con el 2016. Con esto solo quiero decir que el que esté libre de Hacienda, que tire la primera piedra. Claro que yo ni me he ofrecido, ni se me ha reclamado para ningún puesto político en la administración. En seguida vi una nueva oportunidad para Mario Vaquerizo en el Ministerio, que lo más que le hubiesen encontrado es en una distracción por no haber pagado un lápiz de ojos en unos grandes almacenes. Pero no, esta vez se ha elegido a un hombre con más peso en la Cultura, José Guirao, al que ya le han lanzado envenenados dardos.
Siguiendo con Hacienda, se te pone una cara de pobre de solemnidad cuando lees que Cristiano Ronaldo, sin que se le descoloque un rizo, ha ofrecido para cerrar su litigio con Hacienda 18,8 millones de euros, aceptando dos años de cárcel, que no cumpliría. La verdad es que si se le aplicara a todo el mundo, sobre todo a los delincuentes VIP los mismos pactos, a la nueva ministra de Hacienda se le llenaban las arcas. Por cierto, dado este singular caso, yo le impondría nueve millones más de sanción, tres por cada uno de los goles que nos metió en el partido del Mundial de Rusia. Otra curiosidad, si el acuerdo llega a buen término, significaría que la estrella portuguesa aceptaba ser un delincuente. Supongo que eso a él le dará igual, entre otras cosas, porque en su cumbre dorada le pasa como a mí, que hace lo que le dicen sus carísimos consejeros. Recientemente, Isabel Pantoja protagonizó una historia que tiene un punto que ver con lo de Ronaldo. La cantante iba a realizar una gira por Estados Unidos, la visa de entrada al ser para trabajar es más meticulosa, le exigieron que en su solicitud explicara que había sido condenada por delitos económicos, aunque ya todo estaba saldado. A Isabel le salió el temperamento y se negó en redondo a aceptar lo que el Tío Sam le pedía, por lo que se suspendieron los conciertos programados, con el consiguiente quebranto para la artista, los organizadores y el monumental enfado de su casa de discos, que pensaba levantar ventas con sus directos en USA. Los límites de cada cual los marca la cabeza y el corazón por momentos.
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