Sevilla
Griñán hace un guiño al chavismo contra «la desafección política»
«No comulgo con mucho del bolivarismo, pero los que lloran a Chávez ahora son visibles»
La intención de Izquierda Unida de importar el actual modelo de la Venezuela de Hugo Chávez a Andalucía recibió un aldabonazo dialéctico ayer por parte del presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán. «No comulgo con muchas cosas del bolivarismo, pero vemos a masas llorando a Chávez. Ésos antes eran invisibles y ahora tienen visibilidad», aseguró el secretario general del PSOE-A y presidente de los socialistas en España durante la entrega de los premios Clara Campoamor, con una distinción especial para el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero. «Vivimos la contabilidad del déficit y sólo del déficit», continuó Griñán, para reclamar «una política de convivencia» como contrapartida a la «desafección política». «La gente rechaza la no política que vivimos hoy, la subordinación a los mercados», subrayó el líder socialista.
Su socio de Gobierno en la Junta de Andalucía, Diego Valderas, continuó con las proclamas chavistas. El coordinador general de Izquierda Unida, consideró ayer que «cualquier persona con dos dedos de luces» debería compartir las reflexiones que hizo su compañero José Antonio Castro, a la sazón, portavoz de la coalición de izquierdas en el Parlamento andaluz y posible sustituto del propio Valderas en el partido después de la primavera, quien habló, tras la muerte del comandante sudamericano, de iniciar el proceso que se abrió en su momento en Venezuela «para implantar el socialismo del siglo XXI». «Creemos en la intervención del Estado en la economía y en reservar los sectores estratégicos para el sector público», defendió el izquierdista, y en hacerlo «con una mano clara», señaló.
Valderas manifestó que la reflexión «legítima y personal» realizada por Castro como portavoz hace referencia a la «necesidad de que haya un modelo económico que reparta la riqueza desde una posición más justa», y que este extremo lo tiene que compartir cualquiera con «sentido común», recogió Europa Press.
El vicepresidente del Gobierno andaluz consideró que se trata de una reflexión sobre cuestiones que se pueden dar en el conjunto de Andalucía para «construir una mayor felicidad de la gente, sabiendo hacer un modelo de desarrollo económico que sea capaz de distribuir adecuadamente la riqueza y que llegue a las manos que más lo necesitan». El coordinador de IU destacó que, «como ha sido una reflexión personal como portavoz» de Castro, no va a entrar en el «pábulo» de «algunos medios de comunicación», ya que, dijo, no acostumbra a entrar en «campañas montadas por determinados intereses políticos» o de «carácter mediático».
Continuando con Griñán, el presidente andaluz también volvió a enarbolar la bandera del feminismo y, siempre dentro de este ámbito, defendió las políticas y la labor «de José Luis» Rodríguez Zapatero. «Han intentado hundir tu imagen por esos avances en igualdad», manifestó, alabando «el republicanismo intelectual» del ex presidente del Gobierno.
Tras alzar la voz por el «affaire» socialista en Ponferrada –«la igualdad está por encima de cualquier interés orgánico o partidista»–, José Antonio Griñán abrió otro frente con la Real Academia de la Lengua.
El presidente andaluz –que en alguna ocasión ha ofrecido discursos hablando siempre en femenino y refiriéndose a él mismo como «presidenta»– citó el artículo 14 de la Constitución Española para subrayar que «no cabe discriminación alguna», también en el lenguaje, «que no sea sexista».
Griñán recordó la polémica que se montó cuando la entonces ministra de Igualdad Bibiana Aído utilizó el término «miembra» y se quejó que, en cambio, recientemente en un asunto relacionado con el PP se rechazó hablar de modista al referirse a un hombre y se empleó la palabra «modisto». O cómo la RAE recoge como definición de «alcaldesa: mujer del alcalde o la que ejerce de alcalde» como si fuera «un oficio de hombre». «Y luego la RAE saca un manifiesto de uso no sexista del lenguaje», se quejó, en relación al caso de Aído.
«El lenguaje es un arma» y sirve para «perpetuar el machismo», explicó Griñán. «Incide en la realidad», subrayó. En este punto, lamentó que alguien «banalice la violencia de género y siga siendo diputado. Eso no habría ocurrido hace cinco años», en alusión a la polémica con Toni Cantó. «El feminismo tiene que tener voz propia, no prestada y ser siempre crítico», expuso, «incluso aceptando que la crisis puede ralentizar el programa socialista, la igualdad nunca».
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