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«La felicidad es la sensación de que tu vida merece la pena»

Elsa Punset ofrece en su último libro pistas y consejos para recorrer el camino más largo de la Humanidad

«La felicidad es la sensación de que tu vida merece la pena»
«La felicidad es la sensación de que tu vida merece la pena»larazon

El viaje a la felicidad debería ser materia obligada en las escuelas porque ese es el fin de la vida de los seres humanos. Elsa Punset (Londres, 1964) acaba de publicar «Felices» (Destino), un libro con muchas recetas para lograrla en cinco segundos, dos horas, en tu casa o en cualquier parte con sólo mirar un poco en nuestro interior.

–¿Estamos obligados a ser felices?

–(Suspiro) Estamos invitados, no obligados, lo que pasa es que la invitación es para una cierta clase de felicidad que es muy restringida. Creo que podemos ampliar el concepto de felicidad.

–Pero el mundo nos invita a dar a un botón que provoca «likes», a pinchar en los «me gusta», o a comprar compulsivamente. ¿Cree que ése es el camino de la felicidad?

–No pienso que es el camino para un tipo de felicidad que es el placer. La búsqueda del placer es como una droga, de hecho funciona igual en el cerebro. Compras o generas un placer y tienes un subidón de felicidad que luego vuelve a bajar. Tienes que seguir esforzándote para luego alcanzar o disfrutar más de ese placer para conseguir ese tipo de disfrute. Así que no es buena idea quedarse sólo ahí. De hecho, en «Felices» aparece el creador de la escuela de filosofía positiva, que recomienda que los humanos ampliemos nuestra búsqueda de la felicidad hasta llegar a lo que llamamos la vida buena, que es conocer nuestras fortalezas y ampliar tu vida diaria con tus aficiones, con la vida valiosa que es poner la tuya al servicio de los demás.

–Esto de buscar la felicidad, ¿es porque nos expulsaron del paraíso?

–(Risas) No recuerdo aquel día, la verdad...

–Pero la Iglesia nos lo recuerda todo el tiempo, las grandes marcas nos dicen que compremos para volver a la felicidad, nos prometen vivir más años.

–Si te das cuenta, todos intentan vender algún tipo de felicidad, pero insisto en que es algo mucho más rico que todo eso. Es algo a tu manera y puede estar en mil lugares, por eso he hecho un viaje a través de diversos territorios, a través de los tiempos y de personajes muy diferentes para que el lector comprenda que se trata de un camino a la felicidad a tu manera.

–La antigua Grecia, China, los misterios de la alquimia. ¿Qué es lo que busca el ser humano?

–Pues sentirse bien consigo mismo porque tiene un tiempo corto para vivir y necesitamos una sensación de plenitud, que merece la pena estar aquí. En una vida que hay muchos esfuerzos por hacer, muchas decepciones, frustraciones, siempre se busca que haya satisfacción. De hecho la felicidad es la sensación de que tu vida merece la pena, pero eso es muy amplio.

–¿Usted ha sido plenamente feliz alguna vez?

–Sí, durante segundos, minutos. Creo que todos atesoramos esos momentos.

–Pero eso es muy poquito, una minucia. ¿Merece la pena luchar tanto por un segundo?

–Claro que sí, porque además en el camino a ese segundo es donde se encuentran muchas cosas. El segundo se puede repetir muy a menudo. Cuando me levanto por las mañanas y hundo las manos en mi huerto y separo las zanahorias de las cebollas para replantarlas, ese momento es una felicidad enorme. O cuando me da el sol en los ojos o camino por la calle y me rodean las hojas. Son muchas cosas, muchas.

–Vamos, que todo va de volver a Ítaca.

–Supongo (risas).

–Pero a este mundo para qué hemos venido.

–¡Usted sabrá para qué!

–Yo aparecí por aquí un buen día y le puedo contar poco más.

–¡Todos aparecimos por aquí un buen día! Eso es una buena definición de lo que es vivir. Mark Twain, que siempre es muy divertido, tiene una frase muy importante en el libro: «Los dos días más importantes de tu vida son en el que naces y en el que descubres por qué». Creo que es bastante certero. Naces, es un milagro, y luego te preguntas qué hacer con todo este tiempo que tenemos entre manos. Cómo lo utilizo, es una exploración constante.

–Las preguntas que nos hacemos, cuando estamos en una minucia de una minucia que es una cagarruta en una esquina del universo. En realidad no somos nada.

–Porque perdemos la perspectiva. Es curioso porque Albert Einstein decía que puedes vivir la vida como si todo fuese un milagro o como si nada lo fuese. Esta idea de tomar un poco de perspectiva, de formar parte de un universo que no comprendes la tenían ya los griegos. Platón, Heráclito tenían esa idea de distancia cósmica. Es muy bonito porque es la idea de que te vas flotando en el espacio. Te vas alejando de tu casa, de tu país, de tu nación y vas hacia la unidad, que es todo lo contrario que hemos hecho los humanos, que siempre defendemos lo fragmentado, lo separado, siendo supuestamente tan diferentes cuando no lo somos. Creo que es un ejercicio importante de cara a vivir mejor.

–¿Qué es la sombra?

–Es un concepto psicológico que se refiere a toda la parte humana inconsciente, que es mucho mayor que la consciente, que nos dicta lo que hacer. Eso es lo que se dedica a investigar la psicología, para traer a la conciencia todo eso que te obliga a realizar el inconsciente, toda la parte de misterio, las manías que tienes, las cosas que aprendiste y olvidaste pero que siguen pesando en ti. La sombra es algo con lo que juegan los alquimistas, que hacen una especie de preciencia que llega antes que la psicología. La idea es que todos nos podemos transformar en algo mejor de lo que somos, pero hay que dejar que nos conozcamos mejor.

–Vamos que somos como una especie de atanor.

–Sí...