Andalucía
La magia de una gran diva
Les dejé ayer con la Caballé y su familia en el foso de los leones del circo romano de Mérida. Afortunadamente, el derrumbe de parte de la tribuna metálica, al final del espectáculo, se quedó en un gran susto y en algunas magulladuras. Creo recordar que el hijo de Montserrat fue el más afectado, en la caída se rompió el tobillo. Rostropovich decidió que visitaríamos a la soprano y a la familia al día siguiente. Eran las dos de la mañana y estaban siendo atendidos por los médicos. Nos marchamos al hotel en el que estábamos alojados la señora Keeler y «el escribiente» –estaba a las afueras y en un alto, lo que hacía que en la madrugada corriera un aire muy agradable en la zona de la piscina–. Rostro-povich era hombre de gran apetito y gran admirador del jamón, al que él llamaba con su gran humor «el tuntanjamón». Por tanto abuso de las buenas chacinas de Extremadura, del ibérico maravilloso, unas ensaladas, más unos buenos tintos... nos dieron las 4, las 5, las 6 y las 7 de la mañana. Al día siguiente acompañé a los personajes citados al parador de Mérida, donde se alojaba la familia Caballé. La gran señora estuvo maravillosa con un sentido del humor estupendo. Contó que se encontraba dolorida pero feliz porque pensó en lo peor, pero que ella se fue al sótano sentada en la silla donde estaba en la grada, mientras reía con su sonora carcajada. Pasado el tiempo, después de haberla disfrutado con interpretaciones fastuosas en el Real y en el Liceo, volví a verla en privado en una cena a la que me invitaron Carmen Tello y Curro Romero. Montserrat y el gran maestro se han tenido siempre un gran cariño. Caballé realizó su última actuación en Sevilla en una gala benéfica, junto a su hija en el Teatro de la Maestranza. Los marqueses de Benamejí y su hermana Carmen Cobo les ofrecieron una cena al terminar el recital. Después, fiesta flamenca que adoraba la soprano. Bailé unas sevillanas con la gran Loli Reina. Al terminar, la gran figura universal felicitó a Loli con una gran emoción y una alegría en el rostro que despedía una gran luz. Esa es la última imagen que guardo de tan gran persona.
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