Andalucía
La mujer de Joaquín destaca el alto nivel de vida de su gestor que "quería ganar más"que el futbolista
Testifica en el juicio del jugador bético contra Eduardo Fernández Triviño por apropiación indebida y declara que "confiaba plenamente"en él y "lo organizaba todo"
Testifica en el juicio del jugador bético contra Eduardo Fernández Triviño por apropiación indebida y declara que "confiaba plenamente"en él y "lo organizaba todo"
La mujer del jugador del Betis Joaquín Sánchez ha declarado este martes como testigo en el juicio del futbolista contra su ex administrador Eduardo Fernández Triviño, al que acusa de un delito de apropiación indebida de 1,3 millones de euros a través de la gestión de la sociedad de su sociedad Chino Seventeen. Susana Saborido ha destacado que su marido "confiaba plenamente"en el acusado y que "todo lo que entraba en mi casa lo hacía con Eduardo, lo organizaba todo"ya que ellos "ni abríamos las cartas del banco":
Durante su declaración, a la que ha acudido acompañada del futbolista que ya declaró el pasado 19 de marzo y ha seguido el interrogatorio a su mujer sentado en la sala, Saborido ha subrayado el elevado nivel de vida del acusado y su esposa -también procesado como responsable civil subsidiaria- al señalar que "se podían permitir cosas que yo ni sabía que existían"y le hablaban de "marcas o firmas que yo con 28 años no sabía ni que existían". "Alardeaban"de ese nivel de vida y "siempre hacían referencias al tema económico".
Pese a ello, según la testigo, Fernández Triviño llegó a recriminarles "a gritos"que "no se sentía valorado ni personal ni económicamente". "Quería ganar más que Joaquín", ha ironizado Saborido, quien no ha reconocido varias facturas de obras pagadas por la sociedad Chino Seventeen y supuestamente firmadas por el futbolista realizadas en viviendas de los acusados a la vez que las encargadas por Joaquín y su mujer para su casa.
Ha reconocido que todos los asuntos económicos los llevaba el acusado, al que incluso le daban dinero en efectivo cuando no querían tenerlo en casa porque carecían de caja fuerte hasta que la pusieron tras sufrir un robo en su vivienda en Valencia durante la temporada que Joaquín jugó allí. "Muchas veces le preguntaba cómo iban las cosas y él decía que estupendamente, que cero problemas mientras el estuviese", añadió, tras subrayar que aunque "las decisiones finales las tomaba mi marido, él creía que estaba en buenas manos"con el acusado como gestor.
Tras su declaración, ambos han abandonado juntos los juzgados sin quedarse a escuchar a los peritos caligráficos y económicos de la acusación que han señalado que al menos las firmas de nueve facturas de obras y compras cargadas a la sociedad presuntamente autorizadas por Joaquín están "falsificadas", en algunos casos intentando imititar la rúbrica del jugador y en otros "inventadas, no tienen nada que ver", y que fueron hechas por más de una persona,
El perito contable también ha señalado que en las cuentas de la sociedad había "irregularidades contables"por la consignación dos veces de lo mismo sin que el destino del segundo gasto consignado se conozca.
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