La «Susana en el país de las maravillas» se queda sola

Comparecía a petición propia tras meses escondida en un cruce: deslizarse más allá de Andalucía, para frenar más acá de Despeñaperros y ocupar un espacio en la política nacional disputado a menudo al secretario general de su propio partido, Pedro Sánchez. Era una crítica previsible, al haber hecho coincidir el debate sobre la situación de la comunidad en el Parlamento regional de ayer con el de investidura de Sánchez en el Congreso, contraprogramándola, por lo que para neutralizarla arrancó con un mensaje para quienes «lo importante era la fecha» y hubieran preferido «condicionar» el debate «al calendario de otras instituciones del Estado». ¿Cuál? Los andaluces tardaron 80 días en «tener un Gobierno», el suyo, «atrapados en un escenario bochornoso con una maniobra de obstrucción parlamentaria por grupos que ni querían gobernar ni dejaban que otros lo hicieran». Un «tacticismo político» que «sufrió en sus carnes» antes que nadie. Como fue la primera, y quiso plasmarlo en su discurso, en dejar atrás «maximalismos» para lograr un acuerdo con Ciudadanos (C’s) y alcanzar la estabilidad que ahora tiene la comunidad y poder «elaborar y aprobar los Presupuestos para 2016». Todo, a diferencia de las «incertidumbres que se ciernen» ahora sobre el conjunto de España. Lo que quizás no sabía era que se iba a quedar sola en la defensa de esa situación idílica que se afanó en dibujar tras nueve meses de gestión, porque hasta C’s urgió a avanzar más rápido en el contenido del documento que permitió a Díaz volver a coger las riendas de San Telmo, tras cuestionar la utilidad de la sesión plenaria de ayer.

En un relato semiautomático, la presidenta hizo un repaso por planes ya anunciados como la Estrategia Minera 2020 o el Plan de Internacionalización con el mismo horizonte temporal, adelantó que «a partir de abril» y en los meses sucesivos se presentarán otras iniciativas como un decreto que garantice «los tiempos de pago» de la Junta para «proteger a sectores prioritarios relacionados con la salud, la educación y los servicios sociales». Sacó pecho por que en 2016 Andalucía contará «con la mayor oferta de empleo público de España», 7.100 plazas; por haber «blindado» servicios públicos, haber devuelto los derechos perdidos a los funcionarios e incluso ratificó su compromiso de demoler «la vergüenza urbanística y medioambiental» que supone el hotel del Algarrobico, levantado al lado del mar de Carboneras (Almería). En esencia, se agarró a los números –a Sánchez se le ha criticado que sus propuestas no fueran acompañadas de una memoria económica– para insistir en que la región aporta «estabilidad económica a España». Y Andalucía suma, pese a que en febrero se alcanzaron los 988.493 parados, según los registros de los servicios públicos de empleo –antes INEM–; y pese a los agravios del Gobierno central, cuyo rosario no faltó en su intervención. De hecho, cifró en casi 9.000 millones los que el Estado «debe» a la región. Es más, pidió el «acuerdo unánime de la Cámara» para defender la reforma del sistema de financiación autonómico que «lleva dos años de retraso», sea cual sea «el color» del Gobierno de la Nación que se forme. Por esa modificación, entre otras cuestiones, la comunidad «no puede permitirse», en opinión de Díaz, «aplazar» el «contar» ya con un Ejecutivo central, aunque la líder socialista sí se concedió en su día advertir al resto de partidos que si no desbloqueaban su investidura, habría nuevas elecciones.

No sólo cuestionó el modelo de financiación vigente –al que dio luz verde uno de los gobiernos de su compañero de siglas José Luis Rodríguez Zapatero–, la presidenta avisó de que la comunidad «levantará la voz» contra «la existencia de paraísos fiscales en España» y reclamó una «armonización» en esa materia para que todo el Estado cuente con «recursos suficientes para financiar los servicios públicos fundamentales en igualdad de condiciones para todos los españoles». «Todo lo que no sea preservar» esa semejanza en un amplio sentido del término, «es malo para los españoles y malo, muy malo, para los andaluces», llegó a aseverar.

Hubo espacio también en su discurso para la corrupción, materia en la que abogó por acabar con la «ley del embudo» y la «doble moral». Es más, tras avanzar que este año la Junta impulsará su propia oficina de prevención contra aquélla y el fraude, le hizo los deberes al Gobierno en funciones de Mariano Rajoy porque le pareció oportuno. Si éste, «en vez de ofrecer amnistías fiscales a los defraudadores», mantuvo, actuara «con la misma competencia» que su equipo en los impuestos que gestiona, «los ingresos del Estado habrían aumentado en más de 6.800 millones», lanzó.

A cuenta de la corrupción y de la transparencia se vivieron los momentos más tensos de la jornada protagonizados por Díaz y el presidente del PP-A, Juanma Moreno, quien desveló que su mujer, presente en la tribuna de invitados, es una de las paradas contabilizadas por las oficinas de empleo desde el pasado septiembre, después de que la presidenta de la Junta volviera a reprocharle en la Cámara que ésta no haya presentado su declaración de IRPF y los andaluces no puedan saber «el dinero que entra en su casa». Pero no se quedó ahí. «A ver si vamos a tener que hablar también de su marido y de los cursos de formación», espetó el popular, en alusión a que éste fue contratado por UGT gracias a una ayuda formativa de la Junta, cuyo expediente llevan semanas reclamando en la comisión de investigación parlamentaria creada en torno a ellos. Moreno le afeó además que «mantenga en el cargo a imputados», pese a que el acuerdo rubricado con C’s lo prohibe, y que aún no se hayan subsanado irregularidades detectadas en 2014 por la Intervención. Se preguntó por qué no se ha enviado todavía a la Fiscalía Anticorrupción los informes que se demandaron sobre las subvenciones concedidas al ex vicesecretario general del PSOE-A Rafael Velasco y de cara al futuro, pidió a Díaz un «plan de control de los fondos» que se reciben desde Madrid o la UE.

Moreno, quien no se creyó el «discurso de Susana en el país de las maravillas», invitó a su autora a «dejarse de rollos ya» y a aclarar la cuestión que la sobrevuelva: «¿Usted se quiere ir a Madrid o no se quiere ir?». Continuará.

El «triunfalismo paralizante» del «peronismo demagógico»

El líder del PP-A, Juanma Moreno, contrapuso en sus intervenciones números a los aportados por Díaz, como los «4.900 millones que se han quedado en el cajón en inversiones» desde que la socialista «es presidenta» y lamentó que en ese periodo no haya promovido «ni una sola reforma». Calificó a la socialista de «alumna aventajada» de sus predecesores en el cargo, Chaves/Griñán, y criticó el «triunfalismo paralizante» y la «soberbia» de una jefa del Ejecutivo que le recuerda a «Cristina Kirchner, al peronismo demagógico y al populismo». Con todo, Moreno tendió la mano y volvió a ofrecer un pacto por el empleo, otro para aumentar la inversión en sanidad y educación en 355 millones, y un último en materia fiscal.

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SANIDAD. Se abrirán centros de salud en 2016 en municipios de Cádiz, Granada, Huelva, Jaén o Sevilla y se fijará un plazo de 90 días naturales para las intervenciones de cirugía cardíaca y otro máximo de garantías para las mujeres que necesitan reproducción asistida en la región.

FISCALIDAD. Pese a las peticiones del PP y C’s, Díaz no fue más allá de confirmar la puesta en marcha de un grupo de trabajo sobre el Impuesto de Sucesiones y Donaciones.

FUNCIÓN PÚBLICA. En 15 días el Consejo de Gobierno aprobará una medida que permitirá que los funcionarios recuperen los días adicionales de permiso por asuntos particulares: dos más al cumplir el sexto trienio, y otro más por cada trienio a partir del octavo.

AYUDAS. Se dará luz verde en este periodo de sesiones a un Proyecto de Ley de Acceso a los Beneficios Públicos y de Medidas contra el Fraude, para que las ayudas públicas se dirijan y las reciban quienes verdaderamente las necesitan.