Crítica de cine
Las heridas del alma
El pasado fin de semana se estrenaron tres películas que no merecerían pasar desapercibidas aunque hayan llegado con pocas copias o a las salas de cine en versión original subtitulada.
El británico Andrew Haigh es el responsable de «Lean on Pete», la historia de un adolescente de 15 años a quien las adversidades sitúan al borde de un precipicio existencial en el marco de un contexto social, económico y geográfico muy adverso. Frente a todo esto, un caballo, cuyo nombre da título a la película, se erigirá en su mejor compañero de penalidades y en su amigo del alma. Está basada en la novela del mismo título de Willy Vlautin y cuenta con un joven Charlie Plummer, soberbio, junto a Chlöe Sevigny y a quien fue un actor emblemático del mejor cine independiente norteamericano, Steve Buscemi. Descorazonadora durante gran parte de su metraje, «Lean on Pete» tiene un final que reconcilia con la condición humana y que supone un excelente broche final a esta magnífica película.
La soledad, la amargura y la fragilidad humana también están muy presentes en «Hannah», del italiano Andrea Pallaoro. Charlotte Rampling, protagonista de la anterior película de Andrew Haigh, «45 años», encarna a una mujer que sufre en silencio la gélida compañía de su marido y el desprecio de su hijo por un doloroso incidente del que ella es también víctima. Rodada con una sobriedad apabullante en la que, por no haber, no hay ni siquiera música en los títulos de crédito finales, «Hannah» comparte con «Lean on Pete» el hecho de provocar desazón en el espectador, especialmente en sus minutos finales, cuando ambos protagonistas parecen abocados a un callejón sin salida.
Los personajes principales de «Las estrellas de Hollywood no mueren en Liverpool» tampoco pasan por su mejor momento. Ella es una madura actriz, Gloria Grahame, ganadora casi treinta años antes del Oscar a la mejor actriz de reparto por su trabajo en la sensacional «Cautivos del mal», y él es un joven aspirante a actor. La hermosa historia de amor que viven se verá afectada en profundidad por un elemento exterior inesperado. Annette Bening, que llevaba muchos años con la ilusión de llevarla al cine, está soberbia en esta conmovedora historia con una magnífica galería de personajes secundarios y un brillante uso de las transiciones entre los dos momentos en los que se desarrolla la acción.
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