Barcelona
Lo difícil que es ganar (3-1)
La rigurosa expulsión de Pareja tras cometer un penalti en el primer minuto lastró en el campo del Espanyol a un Sevilla que dio la cara
El Sevilla, con argumentos más o menos realistas, está muy motivado con ser algo más que un animador de la Liga. Y la jornada, con los empates de Barcelona y Atlético, invitaba a dar otro pasito al frente. No sabemos si eso motivó a Jorge Sampaoli a renunciar a su habitual, y normalmente exitoso, sistema de tres centrales con libertad para los laterales. Jugó con un defensa de cuatro, que normalmente invita a Mariano y Escudero a ser más prudentes, más selectivos, a la hora de desplegarse. Estos dos jugadores son más grandes cuando atacan por lo que, en principio, la idea no fue la mejor, siempre hablando en el plano teórico.
Al renunciar a Iborra, un llegador, el máximo goleador del equipo fuera de casa, se pretendía tener más balón y, por supuesto, con Jovetic y Ben Yedder juntos, parece que se consolida una delantera complementaria y que le da al equipo la profundidad necesaria, sobre todo cuando no se puede contar con el gran Vitolo.
Pues bien, nada de lo dicho ni planificado tenía la más mínima importancia porque en el primer minuto, un balón profundo le llegaba a Piatti para plantarse delante de Sergio Rico y provocar penalti con propina de expulsión de Pareja, que bien es cierto que hizo muy poco para tanto castigo, pero tampoco se puede ni mucho menos condenar al árbitro por señalar esa acción de las que suelen decidir un encuentro. La pena máxima la aprovechó Reyes para efectuar esa cínica acción de primero marcar y luego pedir perdón. Sampaoli dejó pasar unos mínimos minutos para dar tiempo a que Lenglet calentara y hacer un cambio casi obligado. Eligió a Ben Yedder para salir del terreno de juego para retocar el dibujo. Tocaba sufrir y de lo lindo. Pero también tocaba competir, como hace siempre, hasta en los escenarios más adversos.
Nasri, además, estaba por la labor. Se echó el equipo en sus espaldas y empezó a gobernarlo todo. Una de sus jugadas prodigiosas acabó en el tanto del empate, otra vez de Jovetic, que está bendecido desde que decidió dejar Milán para apostar por el amateurismo. Ha hecho más en cuatro partidos en Sevilla que en temporada y media en Italia. Nasri encontró muchos socios en esa tarea de dominar en inferioridad. Mudo Vázquez, Nzonzi, Sarabia, la movilidad de Jovetic... y la maravillosa salida de balón desde atrás de Lenglet, que sigue gustando una barbaridad aunque blandeó en el 2-1.
Por momentos, el Sevilla no sólo lograba empatar sino que parecía que el partido era suyo. Tuvo algunas ocasiones, con protagonistas parecidos a la jugada del gol, pero se le hizo muy larga esa primera parte, sobre todo la prolongación. El Espanyol, que andaba muy controlado, se desató, y acumuló ocasiones, córneres a favor y jugadas peligrosas que hacían presagiar lo peor. Sergio Rico estaba para impedirlo. Y cuando parecía que tanto asedio iba a ser infructuoso, N’Zonzi se equivocaba, le hacía una falta absurda a Reyes, con el balón controlado pero de espaldas, y en la jugada a balón parado, un joven lateral con una pinta extraordinaria, Marc Navarro, hacia un gran gol de cabeza. Otra vez se ponía la cosa muy fea. Un gol de esos que con muchas cosas en contra, como ya estaban, suelen aplanar del todo.
Pero el Sevilla lleva años sin perderle la cara a los partidos, y con Sampaoli, tampoco, pareciera que incluso menos todavía. Tras el descanso, de nuevo sometía a su rival a través de la posesión. De nuevo, Nasri al frente de todo. Cierto es que la contra del Espanyol podía llegar en cualquier momento, porque los riesgos que asumía el Sevilla eran tremendos. Sampaoli quiso más, o eso pretendía cuando metió en el campo a Vietto y sentó a Vázquez, que siempre parece soso, pero que conecta con los demás jugones y siempre crea peligro.
El Espanyol, con más razón que un santo, suponía que en uno de sus arreones, que los tuvo y muy brillantes, cogería descuidado al Sevilla para poder sentenciar. Y así fue. Lo mereció antes, pero fue de nuevo Marc quien encontró el pasillo para asistir a Gerard Moreno, que andaba ya desesperado por no poder marcar y que por fin encontró su premio. Ya todo lo que pasó, casi nada, fue para dejar morir un encuentro que el Sevilla tenía apuntado, como todos, para consolidar más su candidatura al título, pero que acabó con uno de esos baños de humildad que te deben recolocar. Reyes, cuña de su mejor madera, se lo recordó a todo el mundo.
Ficha técnica:
3 - RCD Espanyol: Diego López; Marc Navarro, David López, Diego Reyes, Aarón; Fuego, Jurado; Hernán Pérez (Marc Roca, min.63), Reyes (Álvaro, min.81), Piatti (Víctor Álvarez, min.73) y Gerard Moreno.
1 - Sevilla FC: Rico; Mariano, Rami, Pareja, Escudero; N’zonzi; Franco Vázquez (Vietto, min.59), Samir Nasri, Sarabia; Ben Yedder (Lenglet, min.7) y Jovetic (Iborra, min.68).
Goles: 1-0. min.3: Reyes; 1-1, min.19: Jovetic; 2-1, min.45: Marc Navarro; 3-1, min.71: Gerard Moreno;
Árbitro: Vicandi Garrido (comité vasco). Expulsó a Pareja (min.1). Amonestó a Aarón (min.32), Escudero (min.75), Gerard Moreno (min.82), Sarabia (min.82).
Incidencias: partido correspondiente a la vigésima jornada de la Liga Adelante disputado en el estadio de Cornellà-El Prat ante 22.974 espectadores
Sergio Rico: «No gusta ver arriba al Sevilla»
Jorge Sampaoli se confesó «frustrado», pero se expresó con el comedimiento que le caracteriza. Al contrario que Sergio Rico, que se pegó una rajada en toda regla: «El penalti ha sido injusto. Ya está bien. Parece que ver al Sevilla ahí arriba... como que no gusta». El meta canterano aseguró que «fue una jugada que cambió todo el partido».