Política

Andalucía

Menos ruido de protestas y pocas mujeres premiadas

Pastora Soler e Inma Cuesta fueron las dos únicas reconocidas, ambas por su carrera artística

La coriana Pastora Soler interpretó el himno de Andalucía para cerrar la gala en el Teatro de la Maestranza / Foto: Manuel Olmedo
La coriana Pastora Soler interpretó el himno de Andalucía para cerrar la gala en el Teatro de la Maestranza / Foto: Manuel Olmedolarazon

Pastora Soler e Inma Cuesta fueron las dos únicas reconocidas, ambas por su carrera artística

La foto fija de los premiados de este año dejaba un mensaje subliminal: las únicas dos mujeres premiadas lo eran por sus méritos como artistas. Actriz una, Inma Cuesta; cantante la segunda, Pastora Soler. La imagen era elocuente y deja una reflexión sobre si faltan méritos femeninos en otros campos –la empresa, la investigación, la educación, la labor social– o solo se confirma la consabida masculinización de los puestos directivos tanto en empresas privadas como en organismos públicos –hasta cuatro entes galardonados–.

Frente a las concurridas protestas de otros años, a las puertas del Teatro de la Maestranza acudieron unos escasos cien manifestantes. Se mantuvieron, eso sí, estoicos durante horas. Estaban allí mucho antes de que comenzara la ceremonia de entrega de las Medallas de Andalucía y se mantenían incansables cuando finalizó el acto, con pancartas alusivas al conflicto del taxi y las VTC, los afectados por la silicosis y asociaciones de memoria histórica pidiendo que se continúe con la labor de abrir las fosas comunes de la Guerra Civil y el franquismo. Ajenos a las exigencias sociales, dentro los principales políticos andaluces y ex premiados como el diestro Curro Romero o el dúo Los del Río asistían al acto oficial. Adelante fue el único partido que cambió el acto institucional por la reivindicación en la calle, aunque sí acudieron al previo celebrado a primera hora en el Parlamento.

Un amplio dispositivo de seguridad controlaba la llegada de los invitados, que formaban cola para acceder desde una hora antes. La entrada del teatro se convirtió en un continuo corrillo donde principalmente los políticos se dejaron ver. Todo el «Gobierno del cambio» acudió en pleno. La ex presidenta Susana Díaz repartía sonrisas y saludos en su primer 28F fuera de la Junta; estuvo rodeada por varios ex consejeros como José Fiscal, Sonia Gaya, Ramírez de Arellano, Rodrigo Sánchez Haro o Sánchez Maldonado. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero –que abandonó el teatro antes de tiempo– y el delegado en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, como representantes del Gobierno, siguieron el acto en primera fila, a pocos asientos de Díaz, aunque la distancia real entre ellos era mayor que la física. El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, escuchaba desde los primeros asientos las disquisiciones de Domi del Postigo, el presentador escogido para la gala. Desde el primer momento dejó claro que no pensaba pasar desapercibido. Con constantes alusiones a sí mismo y algunas salidas de tono –como el «en Cádiz hay que mamar» que «dedicó» al primer premiado, el comparsista Antonio Martín– intentó aportar un toque de humor y cercanía con escaso éxito. Al inicio, los galardonados fueron llamados uno a uno a subir al escenario. El mayor aplauso lo cosechó la IV Zona de la Guardia Civil, coincidiendo el galardón con su 175 aniversario.

Las rupturas del protocolo fueron la tónica durante las dos horas que se extendió, llegando a subir al escenario cincuenta trabajadores de Doñana –premiados por su labor en el Parque Nacional– o una veintena de participantes en el rescate del pequeño Julen en Totalán (Málaga). Se recordaron los méritos de Andalucía; las reivindicaciones externas –al Gobierno de España– y la autocrítica no encontraron su lugar.

La nota musical la pusieron el letrista gaditano –se arrancó junto a su comparsa del Carnaval, venida para la ocasión– y culminó con la emocionante interpretación del himno de Pastora Soler. El «impasse» para que la cantante se preparara sirvió al conductor de la gala para encadenar una serie de anécdotas deslabazadas de las que no salió airoso. Ni la garganta de la coriana hizo olvidar sus numerosos deslices.