Andalucía

Música y estrellas

Marujita Díaz no supo retirarse a tiempo y terminó siendo considerada una friki
Marujita Díaz no supo retirarse a tiempo y terminó siendo considerada una frikilarazon

Hace pocos días se han cumplido dos años de la muerte de una gran artista sevillana, Maruja Díaz. Leyendo un artículo de la periodista y escritora Pilar Eyre lo he recordado. Lleva razón Pilar. Nadie, incluidos los medios, se han hecho eco del aniversario a pesar de que Marujita no solo fue gran estrella. Además, aunque fuese por los caminos menos recomendables, fue personaje hasta su muerte. Trianera de nacimiento –murió con 85 años–, comenzó su carrera siendo una niña; teatros infantiles, giras por los pueblos andaluces... hasta que a principios de los años 40 marcha a Madrid, donde Tony Leblanc le da su primera oportunidad; empieza a ser figurita en el teatro y después de varios segundos papeles en el cine consigue su primer papel protagonista al lado del divo de la época, Antonio Molina, con «El pescador de coplas». Otra artista con menos recursos hubiese pasado desapercibida al lado de Antonio, pero ella consigue destacar y hacer que sus coplas y sus bailes se conviertan en parte esencial de la película. A partir de ahí hizo más de cuarenta películas, destacando «Pelusa», «Y después del cuplé», «La casta Susana»... Su última producción digna de mención fue «La pérgola de las flores», una coproducción con Argentina, país donde siempre tuvo gran éxito. Nunca abandonó el teatro, destacando en este campo. Fue la primera que interpretó un musical americano, «Kiss me Kate» (1963), del mismísimo Cole Porter, dirigido por José Tamayo, uno de los mejores directores de la larga historia del teatro en España. Años después repitió protagonizando el musical «Caridad de noche», basado en «Las noches de Cabiria», de Fellini, que en el cine interpretó Shirley MacLaine. Reseñar que en la temporada oficial del teatro nacional de la Zarzuela representó «Chorizos y polacos», zarzuela recuperada por José Luis Alonso, otro de los grandes directores españoles. Memorable fue en los Veranos de la Villa de Madrid el montaje en la mismísima Corrala de Lavapiés de «Agua, azucarillos y aguardiente», junto a la maravillosa, y más en este género, Nati Mistral. Como verán, su curículum es espléndido, y aún hay que añadirle sus más de cuarenta discos –su versión de «Banderita española» ha quedado como si fuese un tema escrito para ella–; en televisión hizo muchos programas, incluso protagonizó una serie musical que tuvo gran éxito en TVE, «Música y estrellas». En sus últimos años no supo retirarse a tiempo y empezó una peregrinación por los programas del corazón, a veces acompañada por Sara Montiel, que la convirtieron en una especie de friki. Tanto es así que muchos creen que esto es lo que fue, ignorando su categoría de grandísima artista.

Como todas las estrellas era adorable y muchas veces temible en el trato personal, pero cierto es que ella tenía una gracia propia del barrio donde nació. La traté bastante y siempre recordaré noches inolvidables. Sobre la marcha se podía inventar historias, que juraba y perjuraba que eran totalmente ciertas, pero que eran para reventar. No explotó en su carrera lo suficiente la bis cómica que poseía. Podría contar mil anécdotas vividas con ella, pero al menos una sí les voy a referir. Marilí Coll, la diseñadora, poseía un hermoso yate atracado en Mallorca, donde también poseía una estupenda casa. Invitaba a un grupo de amigos para pasar unos días y hacer distintas singladuras por el Mediterráneo. Maruja se quedaba siempre en el barco. Un año estaba atracado al lado del referido barco el Giralda, propiedad del Conde de Barcelona. Díaz se levantó con bikini y pareo bien llamativos al ver a Don Juan y no lo dudó: gritó «Viva España y viva el Rey» y atacó a toda la potencia que daban sus pulmones «Banderita, tú eres roja, banderita, tú eres gualda...». Don Juan la invitó a subir a su barco y le pidió que todas las mañanas lo despertara con tan maravilloso canto.