Sevilla
Padilla y su crónica sentimental de la Semana Santa
La periodista, primera mujer pregonera de Sevilla, desgrana con emoción sus vivencias cofrades más íntimas
La periodista, primera mujer pregonera de Sevilla, desgrana con emoción sus vivencias cofrades más íntimas
Temía Charo Padilla, en los prolegómenos del pregón, que la gente que la escuchara no la reconocieran. Puede estar segura, tras pregonar la Semana Santa de Sevilla, que ha sido fiel a su estilo familiar y cercano, como si estuviéramos oyendo una de las incontables retransmisiones que ha hecho. La primera mujer en asumir esta responsabilidad trazó una crónica sentimental, contando las historias de cofrades anónimos que dan forma al rito que se vive no sólo en las iglesias o en las calles, sino en la intimidad de los hogares. Y lo hizo sin aspavientos y con alguna que otra novedad, rompiendo un formato demasiado encorsetado. Se escuchó el racheo de los costaleros y melodías de varias marchas enlazadas con su voz de fondo.
El acto comenzó con la interpretación de la marcha “Madre Hiniesta”, compuesta por el marido de la pregonera, Manuel Marvizón. Posteriormente, la presentación del delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, en tono de despedida dada la cercanía de las elecciones municipales. Cabrera, nada más empezar su disertación, tuvo unas palabras de recuerdo para Rafa González Serna, compositor y pregonero de la Semana Santa recientemente fallecido. “Estamos huérfanos de esa música que sólo tú sabías hacer”. No ocultó su alegría por la presencia de Padilla en el atril. “Qué bien suena eso de pregonera”, aseguró, reconociendo además que el área que ha gestionado “me ha tenido en velo muchas veces”. Cabrera, igualmente, dejó clara su “profunda vocación cristiana” y pidió “comprensión” en el epílogo de su etapa ostentando este cargo.
Tras la marcha “Amarguras”, que este año cumple cien años, la pregonera se acercó al arzobispo para que le diera su bendición. Luego, su palabra se abrió paso, con emoción contenida. Y lo hizo pidiendo la venia y proclamando que “soy la primera mujer que tiene el privilegio de abrazar este atril”. Y una declaración de intenciones: “Quiero convertir en un pregón lo que tantas veces he contado a través de la radio”.
Padilla recordó que “estoy contigo en las bullas” y que “hoy mi voz será la tuya”. Del homenaje sentido a su madre –en el comienzo y al final de su disertación- a subrayar la importancia de la labor que realiza la agrupación parroquial del Polígono Sur. “Ellos hacen más grande la Semana Santa. Son de los nuestros, Iglesia viva de Sevilla”. También glosó la figura de cofrades anónimos que han marcado su vida, como Carmen, de la Esperanza de Triana, o Angustias, vecina del Cerro del Águila que vivía como nadie la salida de la cofradía del barrio. “Si Dios es amor, tú eres la mejor prueba”.
Cómo su marido le pidió matrimonio un Lunes Santo en la iglesia de Santiago, sus hijos en la Hiniesta... Hasta que llegó uno de los momentos cumbre. Contó el revuelo de sentimientos que afloran cuando retransmite la entrada de la Macarena, con la melodía de varias marchas dedicadas a la dolorosa de fondo, como “Esperanza Macarena” o “Pasa la Macarena”. Carlos Herrera, en su pregón, llamó a los cofrades “a la gloria” y ella “a las calles, a las bullas, a las esquinas, a los balcones, a las puertas de las iglesias, a los callejones, a los atajos, a los puentes, a las plazas y a los barrios”. Tuvo un recuerdo para las mujeres cofrades que se han abierto paso en un mundo que tradicionalmente ha tenido una mirada masculina y para los periodistas dedicados a la información cofrade. El broche lo puso el piano y el reconocimiento de no haber podido “traer el reportaje soñado, la gran exclusiva, la mejor entrevista: Quién y cómo se esculpió la Macarena”.
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