Elecciones andaluzas
Quinielas en San Vicente
Tal vez demasiado, y demasiado pronto, se venga hablando del aún ignoto candidato popular a la Presidencia de la Junta. Porque este mismo debate se plantea también en el PSOE andaluz. Y a poco que se tenga la oportunidad de contrastar las sensaciones que se viven en la familia socialista el futuro se antoja no menos incierto que el de los populares. A saber. Los críticos a Griñán, que los hay, recuerdan que perdió nueve escaños en las últimas elecciones y, de agotar la legislatura, tendría sesenta y ocho años en los próximos comicios. Una razón, esta de la edad, que, junto a otras, a lo mejor impulsaría al presidente a un adelanto electoral salvo que tenga ya decidido dar el salto a Madrid para sustituir a Rubalcaba. Una operación quizás más de diseño que de probable materialización. Ahora bien, si no es Griñán, ¿quién puede ser el candidato del PSOE-A? Obviamente el escalafón político apuntaría a su número dos política (Susana Díaz) o a su número dos orgánico (Mario Jiménez). Ambos sin embargo tienen todavía limitada proyección y no pocos dudan de sus respectivos perfiles excesivamente afilados. Los secretarios generales provinciales padecen aún menor grado de conocimiento público y, salvo excepciones, su perfil político es bajo. Presidenciable teórico sería el portavoz parlamentario Álvarez de la Chica. No disgusta pero a algunos les gustaría más intensidad y pasión en sus declaraciones e intervenciones. Por supuesto está la eterna promesa de Mar Moreno (¿desplazada o resguardada en Educación?) y los hay que se lamentan de que Rosa Aguilar no hubiese abandonado antes Izquierda Unida y no se decida a ingresar en el partido. Conclusión: si los dos grandes partidos que vertebran la sociedad andaluza carecen a fecha de hoy de un claro candidato o ambos debates se neutralizan entre sí o, de haberlo, habrá un doble debate.
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