Andalucía

RTVA: al abordaje

El sistema público británico de radiotelevisión es difícilmente exportable a Andalucía por... falta de población británica. El poder, aquí, se toma por asalto y las empresas dependientes del mismo son repartidas entre afines cual botín de guerra, como la egabrense Carmen Calvo, recién nombrada vicepresidente del Gobierno, recordó al afeársele la rebatiña de mamandurrias entre los amigos de Pedro Sánchez: «Eso lo ha hecho todo el mundo de toda la vida». Sólo desde la más enternecedora ingenuidad, en fin, podría soñarse con alguna similitud entre Canal Sur y la BBC todos cuyos parecidos, por usar una frase muy del medio audiovisual, son pura coincidencia. «La RTVA se está muriendo», ha denunciado recientemente uno de los sindicatos de la casa, y un liberal puede lamentar acaso los empleos perdidos pero lo que de verdad le hace llorar, es que haya nacido y sobrevivido durante tres decenios ese engendro propagandístico, tamaño sumidero de euros y semejante generador de bodrios tópicos. Por desgracia, el monstruito goza de la excelente salud que le insufla la respiración asistida de los presupuestos y el anuncio de su óbito no es más que el toque a rebato de la horda podemita, que tiene en el periodismo a su vanguardia más arrojada y que cree llegada la hora de okupar los platós desalojando al rancio oficialismo del PSOE: ya lo han hecho en Telemadrid y Televisión Española, aprovechando que los populares son menos renuentes que los socialistas a dejarse azotar el lomo. Salga el gobierno que salga de las próximas elecciones autonómicas, tendrá que lidiar con un Canal Sur en manos de la izquierda posmoderna, comunistas apenas disfrazados que en Andalucía son para colmo bolivarianos y agraristas. En seis meses, habrán convertido a Joaquín Durán en un campeón de la pluralidad informativa.