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«Sin una buena comunicación no nos pueden creer»

El alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, apuesta por mejorar la política informativa del Gobierno para recuperar la confianza de la ciudadanía

El regidor de Huelva, durante su intervención, ante Juan Ignacio Zoido y Paco Reyero
El regidor de Huelva, durante su intervención, ante Juan Ignacio Zoido y Paco Reyerolarazon

El alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, protagonizó el pasado lunes una nueva cita del foro «28F, Andalucía prioridad española» en la que puso sobre la mesa los principales problemas de la comunicación institucional actual. Una cuestión que radica en la «falta de confianza imperante» tanto en nuestro país como en Europa desde que comenzó la crisis económica en 2008. Esta circunstancia se puede revertir si se lleva a cabo una política de comunicación mejor de cara a la opinión pública, bajo la máxima de que en tiempos como estos «la comunicación y la gestión tienen que ir de la mano», aseveró Rodríguez.

Para el regidor onubense, que fue presentado por el alcalde de Sevilla y presidente del PP-A, Juan Ignacio Zoido, el ámbito de la información tiene pocos secretos, ya que desde hace cuatro décadas se dedica profesionalmente a esta materia. Un ámbito que domina y en cuyas distancias cortas se maneja como pez en el agua pues junto a su eficiente gestión al frente de la capital onubense se une su cercanía a los ciudadanos. Una de las tesis principales de su discurso se apoyó en la necesidad de liderar y de ir por delante a la hora de dominar los discursos informativos desde el ámbito institucional. Es más, ahondó en la llaga para poner de manifiesto que aunque haya buenas intenciones y un impulso reformista en medio del caos, hay que saber llegar a la gente. Por ello, se preguntó si pese al esfuerzo de Mariano Rajoy ha habido un problema a la hora de trasladar los mensajes para que los ciudadanos logren comprender qué es lo que se está haciendo en España. «Sin una buena comunicación, no nos pueden creer, sin buena comunicación perderemos la confianza, sin buena comunicación es más difícil gobernar», sentenció. En este sentido, calificó la situación del Gobierno de «caso paradigmático a estudiar en las facultades de Periodismo», ya que después de un año realizando una gestión eficaz y eficiente para reducir el déficit público es criticado tanto por los medios informativos como por los ciudadanos. Explicó que en su calidad de alcalde, cada día puede tomar contacto con sus vecinos en la calle y aseveró que tiene la sensación de que muchos de ellos se sienten inseguros y con desconfianza al enfrentarse a periódicos, radios y cadenas de televisión. Desde su punto de vista, el Gobierno de Rajoy debe poner en marcha cuanto antes «una estrategia de comunicación que llegue antes que los medios», y afirmó que «no se puede jugar en su contra, acusarles de nuestros propios errores y mucho menos intentar matar al mensajero».

Medios y democracia son dos conceptos necesarios entre sí. No se pueden entender el uno sin el otro. A pesar de esta aseveración, la aparición de las redes sociales ha dado lugar a un nuevo ámbito en la comunicación que, mal entendido, pervierte los términos. Rodríguez, en este punto, se refirió a los grandes grupos informativos que actúan «apabullándonos con noticias sobre casos de corrupción que están produciendo graves problemas en políticos, instituciones del Estado y personas de la sociedad civil», a lo que añadió que «mucha democracia, a veces, se convierte en una mediocracia» en la que «la información se mezcla con la opinión de forma interesada». Una realidad en la que se «enfatiza el espectáculo» y recordó cómo la «actitud de unos cuantos golfos planea sobre la opinión pública española y cómo los programas del corazón, con audiencias millonarias, se han convertido en improvisados espacios de debate político. En éstos no se habla del déficit público, del paro o del debate sobre el Estado de la Nación». «Creo en la esperanza, lo que no significa tener un optimismo ciego», manifestó Rodríguez, que quiso dejar un decálogo para la buena comunicación institucional basada «en compartir esa información, no mentir y no improvisar». Unas medidas que deben ser efectivas estando en contacto con la ciudadanía, la última de las diez máximas que aportó, ya que «sólo manchándonos los pies en el barro de los problemas estaremos cerca de la emoción de los ciudadanos».