«Sólo le gustan las puñaladas. Es la ‘hooligan del cole’»

Maíllo, desatado. «On fire», que dicen en los mentideros. El ofrecimiento a Diego Valderas –al que ayer Díaz no nombró y sí habló de dotación presupuestaria– del «inexistente» puesto de comisionado de la Memoria Histórica, la posterior llamada telefónica, el antecedente de la «traición» de la «camarada» Aguilar... Demasiado capote para no embestir. «Hay que desengañarse en esto del toreo, unos saben lo que hacen y otros hacen lo que saben», decía Lagartijo. Maíllo denunció que «llevamos dos años viendo cómo prepara su camino para huir y ahora que los suyos le cortan el paso se centra en Andalucía. No vamos a comprarle la operación retorno». «Parece más una comercial de El Corte Inglés que una presidenta del Gobierno andaluz».

«Hasta ahora la acción de su Gobierno está basada en humo», prosiguió. «Habló de diálogo en su investidura. ¿Dónde está esa moza?», añadió. «Todo suena a canción de verano. ‘Despacito, todo despacito’». Aludió a «Barrio Sésamo» por la mezcla entre datos de la EPA y el INEM: «Borra 200.000 desempleados de un plumazo, como Aznar. Normal que no le salgan las cuentas entre avales y votos». También achacó a Díaz «su visión trasnochada, como la del 15M. Las protestas no eran por un pisito en la playa». «Ha demostrado ser una pésima gestora, no sé si será buena fontanera, en el partido lo sabrán», insistió Maíllo en la crisis socialista. «Chaves tenía un proyecto. Griñán tenía proyecto. ¿Usted qué tiene? Nada. Humo». «Hace falta un cambio de gobierno. Con usted, la banca siempre gana. Tenía un proyecto personal. Es usted su principal enmienda. Ahora toca Andalucía porque no había tocado antes», dijo, para parafrasear a la presidenta en el debate de las primarias: «Eres el problema, Susana. Porque no has entendido el problema ni a tus militantes». «No puede seguir rompiendo todo lo que toca, ahora la ley de memoria, con un cargo que no existe. No haga trampas. No deja que crezca la hierba, sólo le gustan las puñaladas, es la ‘hooligan del cole’. Usted representa la síntesis de lo peor de la política en este país», dijo. Se volvió muy despacio, como la madre de Norman Bates en la mecedora y contestó Díaz: «Da pena escuchar una intervención histérica, cargada de rencor, violencia y ofensiva. Si cree que me ofende, los empleados son dignos aunque no hablen el latín que usted habla. La soberbia le ha impedido escuchar. No llevamos dos años en parálisis, son dos años en el que su grupo no está en el Gobierno. Viene con rencor y odio, haciéndose el ofendido para tapar» los resultados electorales. Susana Díaz concluyó: «Yo no tendré el honor de ser el que apague la luz, el que cierre la puerta para entregar IU a otra fuerza».