Andalucía
Todos somos abogados
Los problemas judiciales en España son tantos y tan notorios que se han convertido en un género. En los medios prestigiosos, abogados acuden con gran frecuencia a los programas radiofónicos y televisivos ofreciendo la información sobre casos y personajes involucrados, desde la óptica de la ley. Tan frecuentes son las intervenciones que son como las mejores clases que se puedan dar en la mejor Facultad de Derecho. Con ello hoy cualquier español es un experto abogado, y hablamos de las leyes y su aplicación con un conocimiento y desparpajo que para sí quisieran algunos catedráticos. A mí esto me ha cogido ya mayor y lo nuevo me cuesta. Por ello no he sacado provecho de esta especie de licenciatura gratis y obtenida mientras estás sentado en el sillón de tu casa. Lo mío es grave porque, sobre todo en televisión, llevo compartiendo tertulias con muchos letrados desde hace años. Pertenezco a una especie de los que creen que cuando se llega a una edad lo positivo es disfrutar de los conocimientos adquiridos y ponerlos en práctica, ya que muchas veces no has tenido tiempo para sacarles partido. Eso sí, seguir leyendo mucho y estar informado, pero tampoco demasiado. Toda esta perorata tan densa es para comentar el presupuesto recién presentado en el Parlamento, que en principio parece imposible que llegue a buen puerto. Oímos a políticos, juristas y periodistas asegurando que es imposible cuadrar los gastos con los ingresos. Veo al presidente de la Junta de Andalucía en una entrevista que le hacía Ana Pastor. Le preguntaba que con tanta bajadas de impuestos cómo podrá aumentar las partidas para sanidad, educación y otras materias. El señor Moreno afirmó que las bajadas de impuestos crean riqueza y, por tanto, trabajo, y esto permitirá cuadrar los gastos. Una de las dos partes, de las dos visiones de la economía, no se ajusta a la verdad. Claro que también, y desgraciadamente, pudiera suceder que las dos fuesen simples tiros al aire.
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