Andalucía

Un intruso en mi despacho

La Razón
La RazónLa Razón

¿Se imaginan que Puigdemont hubiera ido a su despacho? Tomándolo con humor al estilo hermanos Marx, si se hubieran encontrado Bermúdez de Castro y Puigdemont en la citada sala, ¿cómo habrá sido la escena? Supongamos que el ex presidente, que conoce bien el terreno, hubiera llegado a primera hora, a las 6 de la mañana. Accedió a la zona presidencial y se quedó a esperar la llegada del secretario de Estado que en Cataluña coordinará esta fase transitoria en la Administración catalana hasta que después de las elecciones de diciembre se pueda formar un nuevo y legal Gobierno. Volvamos al momento cumbre. El señor Bermúdez de Castro, secretario de Estado, accede al despacho acompañado de un ujier, que le indica el camino. Puigdemont levanta la vista de unos papeles y mira con sorpresa al enviado de Madrid: «¿Cómo ha entrado aquí sin cita previa», pregunta. «Ujier, saque a este individuo de mi despacho y ya dará cuenta a su superior de su acción». «Mire, ha sido mi superior el que me dado orden de acompañar a este señor hasta este salón, que según parece será a partir de ahora su despacho». «Señor Puigdemont, le daré una hora para que pueda recoger sus pertenencias particulares, ya que, como bien conoce, ha sido cesado en sus funciones. Si continúa aquí pasado el plazo que le he dado ordenaré al jefe de seguridad de este palau de la Generalitat que lo desaloje», le espeta el enviado de Rajoy. Puigdemont, sin que se le mueva un solo cabello –¿qué gomina se dará?– le contesta: «Está usted hablando con el presidente de la república de Cataluña, por tanto seré yo el que daré la orden para que lo expulsen de esta sede». Levanta el teléfono y da la orden de que se personen en su despacho el jefe de los Mossos, acompañado por una pareja de los mismos, al tiempo que pide que se informe de lo que está sucediendo al mayor del cuerpo.... Si se hubieran producido estos acontecimientos o algunos parecidos... La realidad es que ya conocen las respuestas.