Almonte
Una peregrinación privilegiada
Unos 8.000 peregrinos y alrededor de 800 caballos comienzan hoy a cruzar en barcazas el Guadalquivir para adentrarse en Doñana y, durante tres días y dos noches, atravesar un camino hacia el Rocío lleno de paisajes espectaculares.
"Es un camino muy duro, es el más duro de todos, pero también el más bonito", explica a Efe Pepi Pérez, hermana mayor de la Hermandad del Rocío de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Esta es una de las once hermandades de la provincia de Cádiz que para llegar a Almonte tienen que "saltar"el Guadalquivir en su desembocadura, en la playa de Bajo Guía de Sanlúcar de Barrameda, y atravesar los pinares, dunas y marismas de Doñana.
A las 09.00 horas de hoy la hermandad de La Línea ha sido la primera en arrancar el embarque, en una jornada que concluirá sobre las ocho de la tarde y en la que también atravesarán el Guadalquivir los peregrinos de Chiclana, San Fernando, Arcos de la Frontera, Chipiona, Rota, Puerto Real y Cádiz.
La escena volverá a repetirse mañana cuando cruzarán el río las hermandades de Sanlúcar y Jerez, las que más fieles de la Virgen del Rocío arrastran, y las de Chipiona y El Puerto de Santa María.
En total se calcula que más de 8.000 rocieros gaditanos y alrededor de 800 caballos cruzarán el río, junto a unos 700 vehículos ligeros y pesados y más de 70 carretas.
Estas cifras suponen un ligero repunte con respecto al año pasado, cuando se experimentó un descenso del once por ciento en el número de peregrinos con respecto al 2012.
Cerca de 500 personas participan en la provincia en la puesta en marcha del plan de asistencia a los romeros, que hace especial hincapié en su paso por Doñana, tanto a la hora de preservar el espacio como a la de prevenir la posibilidad de atender cualquier contingencia en un lugar de tan difícil acceso.
Las nuevas tecnologías son un buen aliado para ello y por eso llevan GPS un vehículo de los efectivos del 112, los de seis hermandades y otros dos vehículos de apoyo.
Las once hermandades de Cádiz van preparadas "con todo"porque en su camino "no hay opciones de salirse e irse a un bar a ver un partido de fútbol y luego volver", dice Pepi Pérez.
En los tres días y las dos noches que pasan en Doñana "nunca pisamos asfalto, no dejamos de pisar arena en ningún momento", algo que crea "una convivencia muy bonita"porque no es extraño que los vehículos o las carretas se atasquen: "tenemos que ayudarnos los unos a los otros, porque si no ayudas al que está delante atascado tú tampoco puedes avanzar", dice la hermana mayor.
Por ello llevan dos tractores de apoyo para los momentos en que "no hay manera humana"de sacar un vehículo.
Este camino, las misas, rosarios y plegarias que salpican el camino marcan la jornada de una travesía en la que "hay gente de todo tipo", desde personas que este año cumplirán medio siglo de participación en este peregrinaje a familias que llevan sus bebés.
Aunque juntos, cada uno hace el camino a su estilo y según su presupuesto porque hay quien va a pie y con lo imprescindible y hay también quien lleva su propio cocinero, su propio camarero y su propio ayudante que le deja el caballo listo y preparado el lugar donde acampar y dormir.
"Hay grupos que se gastan hasta 900 euros por persona, pero se puede hacer por mucho menos", cuenta Pepi Pérez, que lleva 27 años haciendo este camino y ha podido ver su evolución.
"Esto ha evolucionado como todo. El niño que antes iba en un borriquito ahora va en un remolque que puede tener incluso una duchita. Hay más comodidades, pero el camino sigue siendo el camino, se duerme a la intemperie y para asearnos, un cubo de agua", dice.
Las comodidades no han mermado, según asegura, el sentimiento religioso. "Quizá hemos ganado", señala la hermana mayor, que explica que todos se reúnen en las misas de cada jornada, que acaban con un rosario a las doce de la noche.
Las medidas de prevención han desterrado la posibilidad de "las candelas"que antes se encendían por la noche y que unían a los rocieros.
Es uno de los puntos en los que las hermandades gaditanas han tenido que esforzarse para preservar el medio ambiente, especialmente en Doñana.
"Dicen que de ser un punto rojo hemos pasado a ser un punto blanco, porque ahora somos un ejemplo para las demás hermandades", explica.
Y es que todo a su paso por Doñana debe quedar como lo encontraron. Por ejemplo, la hermandad de Sanlúcar lleva un remolque y cinco hombres que se encargan de recoger la basura que han podido dejar los hermanos. Después la trasladan hasta los puntos establecidos en los que los restos son recogidos y conducidos a su lugar.
Funciona así un peregrinaje al Rocío en el que se disfruta como ningún otro de la naturaleza y de la arena del camino.
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