Castilla y León
Castilla y León se suma a la economía circular para reducir sus residuos y emisiones de CO2
Investigadores, pymes y administraciones ponen de su parte para adaptarse a las nuevas necesidades de la sociedad, reciclando desde plásticos a aceites pasando por el impulso del turismo rural respetuoso con el entorno
La economía circular coge fuerza en Castilla y León. Lo que empezó como una tendencia para adaptar los modelos productivos y la emisión de residuos a la capacidad de renovación de la naturaleza en otros países europeos, suma adeptos en la Comunidad.
Así, tanto las principales ciudades y municipios como las empresas y ciudadanos empiezan a hacer un hueco a este concepto.
El objetivo no es otro que «la producción de bienes y servicios al tiempo que reduce el consumo y el desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía», según afirma la Fundación para la Economía Circular. «Economía y medio ambiente unidos por fin», añaden desde Ecoembes.
En este sentido, Valladolid ha acogido ya durante tres años seguidos la cita Circularweekend, unas jornadas que se han replicado en otras capitales del país y que busca dinamizar a todos los agentes relacionados con este modelo económico a nivel local para ayudarles a desarrollar sus ideas e inspirar otras nuevas.
El ganador del último encuentro fue el palentino David Carrancio, un ingeniero informático creador de una plataforma que permite compartir gastos de viaje conectando a varias personas, reduciendo así las emisiones y ayudando a ahorrar.
De este modo, desde su web, Planify, según explica a LA RAZÓN, quien quiera puede unirse a las rutas propuestas, muchas por la provincia palentina y por otros puntos de la Comunidad, y una vez superado el mínimo necesario para fletar un autobús, el trayecto se realiza, siendo más barato a medida que más personas se apunten a la iniciativa.
Por otro lado, las empresas están comenzando a subirse a este barco con proyectos tales como la fabricación de fertilizantes a partir de subproductos del sector agrónomo y residuos domésticos orgánicos, o el fomento del uso de la madera en vez de plásticos o aceros en la construcción y la rehabilitación arquitéctonica, tan impulsada por las administraciones en los últimos tiempos.
Otro ejemplo de ello es el uso de los aceites lubricantes al final de su vida útil para generar nuevas materias primas o energía. Así, hasta 4.820 establecimientos de la Comunidad, el 80 por ciento de ellos pymes, adaptaron su forma de trabajo en el último año para facilitar la recogida de este producto cuyo resultado fue el retorno de cinco millones de litros de nuevos lubricantes devueltos al mercado y el ahorro de más de 21.000 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Además, desde la patronal se secunda este modelo como «fuente importante de ahorro a largo plazo», tal y como asegura la presidenta de la Confederación Vallisoletana de Empresarios (CVE) y vicepresidenta de Cecale, Ángela de Miguel.
Por ello, pide un nuevo marco legal que facilite la compatibilidad entre los modelos productivos y las cadenas de reciclaje, así como más ayudas a esta labor, para hacer más ágil y eficiente la recogida de los desechos y su reutilización para otros productos secundarios y mayor apoyo a la innovación empresarial.
Todo ello, tanto el impulso de particulares a través de certámenes locales como el compromiso de las pequeñas y medianas empresas de la Comunidad se une a la promesa del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, de sacar a la luz una Estrategia Regional de Economía Circular a lo largo de esta legislatura en la que se tendrá en cuenta la gestión del agua paraevitar malgastarla o la eliminación de escombreras.
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