Castilla y León
«De que salgan o no salgan los pueblos adelante nos va la vida a todos»
Javier Pérez Andrés, comprometido periodista con el medio rural, advierte, también, del «intolerable menosprecio» que aún existe hacia sus gentes
Se ha pateado Castilla y León de cabo a rabo. Y nadie mejor que este inquieto periodista, cántabro de nacimiento pero terracampino de adopción, conoce y domina los entresijos de la Comunidad.
Se ha pateado Castilla y León de cabo a rabo. Y nadie mejor que este inquieto periodista, cántabro de nacimiento pero terracampino de adopción, conoce y domina los entresijos de la Comunidad. Su historia, tradiciones y costumbres. Los paisajes y cultivos que la rodean. Los vinos y su despensa. Pero muy especialmente los afanes, las esperanzas y los sentires de sus gentes. De los «paisanines», como le gusta decir a Javier Pérez Andrés, de quienes destaca su conocimiento y sabiduría, así como su manera de comunicar.
«Son labradores, viticultores, alfareros, pastores, ganaderos... y nunca me han transmitido ni una sola palabra que no encajara, ni una frase que no tuviera sentido o ni un argumento que no fuera aprovechable. Y esto es algo que aún hoy me emociona», apunta, al recordar lo que le contaba hace poco un campanero sobre lo que aportaban a los pueblos los tañidos de una campana como medio de información cuando no había móviles.
Enciclopedia humana de esta tierra, lleva un cuarto de siglo dedicado en cuerpo y alma, y en diferentes medios de comunicación y formatos, a dar voz al medio rural y sus habitantes, «porque de tanto callarnos los pueblos, los estamos olvidando», advierte. Más de dos décadas en las que ha recorrido un millón y medio de kilómetros y destrozado cinco vehículos, según dice, para poder llegar a todos los rincones de esta Comunidad que siente, pero sobre todo admira, y narrar lo que en ella ocurre.
Abanderado de nuestro medio rural, es una voz más que autorizada para hablar sobre la despoblación, el gran problema de Castilla y León. «O empezamos a organizar y celebrar acontecimientos en el medio rural y lo dotamos de infraestructuras o se muere», avisa, mientras llama a poner la toda la carne en el asador, «porque de que salgan o no salgan los pueblos adelante nos va la vida a todos».
En este sentido, tiene claro que el futuro pasa por «estimular y aplaudir» a todos aquellos que, siendo jóvenes, optan por vivir y trabajar en los pueblos. «Las expectativas en el medio rural son inmensas, y todavía estamos a tiempo de decir a los jóvenes que se larguen de aquí, que estudien y se preparen, pero que luego vuelvan, porque tienen un gran trabajo por hacer». Y es que para Pérez Andrés, la desaparición de los pueblos no es sólo algo social, cultural o económico, sino también de «falta de conexiones». «Hace falta un capitán que de verdad lleve el timón de la nave y que maneje la espada de los sentimientos emocionales de una Región».
«A veces pienso -continúa- que me gustaría llevar a los políticos a una zona alta y esperar hasta al amanecer a que suene el tañido de una campana. Y en ese momento preguntarles ¿Por quién van a doblar las campanas en Castilla y León? ¿Por una inundación? ¿Por un incendio? ¿Van a tocar por la despoblación o porque volvamos a casa? Creo que en esas campanas se encierra el futuro de esta tierra y habrá que estar atentos».
La hora de «desbarrar»
El colaborador del Diario de Valladolid El Mundo lamenta la «desconexión atroz» entre los políticos y el territorio, y anima a los primeros a pisar más el territorio y a que acudan a las romerías de los pueblos. «Son la última explosión social y cultural de esta tierra; el palpitar de una cultura que no quiere desaparecer».
También le llama la atención el «profundo desconocimiento» que hay en la sociedad, en general, y entre los estudiantes, en particular, sobre Castilla y León. «¿Cómo es posible que la gran mayoría de los paisanos de toda índole no sepan que hay un muelle fluvial en Salamanca en el que te puedes subir a bordo de un barco y, con distintos trasbordos y sin bajarte de cubierta, puedes llegar a Cuba», se pregunta el periodista, para quien lo que hay que hacer es viajar más y hacer menos turismo.
Dice que ha llegado la hora de «desbarrar», y exige a los periodistas que manejen con fluidez la información turística. «La crónica viajera es más necesaria que nunca. El turismo no son solo cifras; son infraestructuras, profesionalidad e implicación de las poblaciones».
Y critica la apuesta de las administraciones por la excelencia entendida como algo sofisticado y exótico. «Se equivocan. La base de la pirámide está en la cocina popular; en el alojamiento bien atendido y en el museo sin excesivas complicaciones». Recuerda que con la crisis se han ido al garete hoteles de cinco estrellas, posadas reales o industrias quiméricas, «pero los que no han cerrado son los restaurantes y alojamientos rurales, las queserías o las pequeñas empresas de servicios».
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