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Ecosistemas con alma

La Razón
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Vestidos de verde esperanza, los paisajes de nuestra región dan cuenta de la estación primaveral. Estación que este año ni los dichos populares del refranero han logrado encorsetar ni predecir. Los tiernos pámpanos, de vides aún sin racimo, han sentido el frío de las granizadas caídas este fin de semana, que a punto de entrar mayo el tiempo aún parece marcear. Y por estos derroteros del cielo y de los campos, quiero acercarme a los pueblos y su esencia, de gentes con un ojo siempre en el cielo y el otro en el agro; a su futuro, que es el de todos por mucho que no lo creamos.

Y mientras se habla de los pueblos, entre temas triviales y con poca enjundia, se les deja morir de inanición, olvidando que sin niños y familias no hay futuro... Y con pueblos desiertos, de silencios fantasmales, habrá seguro menos tierras trabajadas que den panes que poner sobre la mesa, en una sociedad donde cada vez comienzan a verse más personas hambrientas cada día, comedores sociales desbordados y otros tantos dramas personales.

En vez de tanto discutir sobre alquileres sociales de viviendas en las ciudades, donde ni Gobierno ni bancos parecen tener demasiado interés en entenderse... ¿por qué no realojar a esas familias desahuciadas en los pueblos de la Región? ¿Por qué no rehabilitar todas esas casas, ahora vacías, dar vida y vestir de alegría otra vez los pueblos con una sonrisa de personas que agradecerán, a buen seguro, tener un techo bajo el que dormir y un lugar donde poder recomenzar con sus hijos?

Nuestros pueblos son el alma de esta región de España. Hagamos de ellos un alma caritativa y solidaria en el momento donde más falta hacen.