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Castilla y León

El libro electrónico se estabiliza y crece el impreso en papel

Así lo asegura a LA RAZÓN Pilar Pérez-Canales, presidenta de este gremio en Castilla y León, en el Día del Libro que se celebra hoy

Pilar Pérez-Canales, propietaria de la «Librería del Espolón» de Burgos y presidenta del gremio de libreros de Castilla y León
Pilar Pérez-Canales, propietaria de la «Librería del Espolón» de Burgos y presidenta del gremio de libreros de Castilla y Leónlarazon

El papel está de vuelta. Aunque seguramente nunca se fue del todo, a pesar del auge que tuvieron hace unos años los libros electrónicos, cuya venta se ha estabilizado.

El papel está de vuelta. Aunque seguramente nunca se fue del todo, a pesar del auge que tuvieron hace unos años los libros electrónicos, cuya venta se ha estabilizado. Y es que según cuenta a LA RAZÓN Pilar Pérez-Canales, presidenta del gremio de libreros de Castilla y León, el ascenso de la venta de libros en papel en los últimos tiempos «es imparable».

«El verdadero lector está volviendo a los libros impresos; quien ha aprendido a leer en este formato, a valorar su calidad, el diseño e incluso su olor, siempre leerá así. Los libros digitales están bien, pero para ir de viaje, por la comodidad», señala Pérez-Canales.

La presidenta del gremio de libreros explica que el perfil cada vez más habitual del lector es el de un comprador al que le gusta darse una vuelta por la tienda, que pregunta y se interesa por las novedades y se deja aconsejar. «Es un placer añadido porque el papel, además, llega hasta el fondo de los sentimientos», apunta.

El ensayo contemporáneo sobre economía y política; la poesía, la novela histórica y, sobre todo, la policíaca, son los géneros con mayor popularidad en estos momentos entre los lectores, según la también propietaria de la «Librería del Espolón», en Burgos. Así como la novela más intimista, especialmente entre las mujeres, «porque buscan lecturas que aporten más cosas o que hablen de la vida cotidiana», explica.

Castilla y León está hoy de fiesta. Y no solo porque se celebre el Día de la Comunidad, que también, sino porque es el Día del Libro. Una jornada marcada en rojo en el calendario por los libreros, especialmente por el aumento de las ventas que experimentan este día. Por ello, muchos de ellos se echarán las principales calles y plazas de ciudades y pueblos de esta tierra para acercar la lectura y la cultura al gran público, pero también para llevar las últimas novedades literarias en todos sus géneros.

atraer nuevos lectores

La presidenta del gremio de libreros pone de manifiesto la necesidad que tiene el sector de estar siempre haciendo algo y de no quedarse de brazos cruzados estancados entre las cuatro paredes de cada tienda.

«Las librerías no sólo somos un lugar en el que se venden libros, sino que somos un espacio de cultura, en el que informamos de las actividades culturales existentes, hacemos presentaciones de libros, promovemos charlas en colegios e institutos o promovemos encuentros con escritores y el público para enganchar a nuevos lectores y fomentar el hábito a la lectura, sobre todo entre los niños», destaca. «Una sociedad que lee -continúa- tiene más criterio y conocimiento para opinar y es más difícil que la engañen».

Pilar Pérez-Canales asegura a este periódico que la situación del sector del libro en Castilla y León no es boyante ni la que quisieran, pero que tampoco es de las peores en el conjunto de España. «La crisis hizo mella, pero hemos conseguido reponernos y la gente va entrando poco a poco cada vez más a las librerías a comprar», explica.

Igualmente, pone en valor el hecho de que cada vez haya más librerías en nuestra Comunidad con el sello «Librería de Referencia Cultural de Castilla y León». «Este distintivo -dice- aporta un plus, tanto al propio establecimiento, ya que obliga al librero a superarse cada día, como para el cliente, ya que sabe que entra a un espacio cultural de calidad».

Pese a la estabilidad el sector, Pérez-Canales alerta de que aún quedan frentes abiertos que están haciendo daño a pequeñas librerías y que hay que solucionar. Especialmente a las que se encuentran en el medio rural. Se refiere al «intrusismo» y «competencia desleal» de asociaciones de madres y padres de los colegios (Ampas) y de las grandes superficies en las ventas de libros de texto. «Muchas tiendas de pueblos han tenido que cerrar por no poder realizar esa venta puntual del año que les suponía hasta el 80 por ciento de su ingresos anuales», advierte

Como solución, recuerda que hay una Ley del Libro que hay que cumplir «y no se está haciendo», y pone también el ejemplo de lo que hacen en Andalucía, donde la Junta otorga vales a las familias para que paguen sus libros de texto en las librerías y luego éstas se encargan de cobrar el cheque a la administración.