Castilla y León

Fernández Mañueco presidirá un Gobierno de actos, mano tendida y camisa remangada

El líder popular es investido presidente de la Junta de Castilla y León con el apoyo de los 29 procuradores de su partido y los doce de Ciudadanos, en una sesión que arranca con un minuto de silencio en recuerdo de la última víctima de violencia machista

La bancada popular, con Juan Vicente Herrera a la cabeza, aplaude al investido presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, tras finalizar el debate parlamentario
La bancada popular, con Juan Vicente Herrera a la cabeza, aplaude al investido presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, tras finalizar el debate parlamentariolarazon

El popular Alfonso Fernández Mañueco es ya el nuevo presidente de la Junta de Castilla y León. El séptimo de la Democracia. Y lo es tras recibir el apoyo de los 29 procuradores de su partido y los doce de Ciudadanos, suficientes para obtener el respaldo mayoritario de la Cámara regional, situado en los 41 escaños, y poder ser de esta forma investido Jefe del Ejecutivo autonómico.

Una sesión plenaria que se iniciaba a las once de la mañana, puntual, con un minuto de silencio en recuerdo de Mónica, la joven de 28 años y última víctima de violencia machista ocurrida este lunes pasado en la localidad burgalesa de Salas de los Infantes, para hacer visible el rechazo y la repulsa de la sociedad castellano y leonesa contra esta lacra social, que ya se ha cobrado la vida de dos mujeres este año en nuestra Comunidad.

Fernández Mañueco daba comienzo al pleno de investidura con un discurso que duraba una hora y diez minutos, en el que explicaba algunos de los retos y desafíos a los que se enfrentará el Gobierno de coalición de PP y Cs los próximos cuatro años. Si bien, sus primeras palabras eran para recordar al presidente saliente, Juan Vicente Herrera, al que mostraba su agradecimiento y gratitud por su trabajo, su tiempo y su dedicación y por haber dejado la Comunidad «en un listón tan alto».

Después, desmenuzaba lo que será su línea de trabajo y su actitud en esta legislatura, en la que aseguraba que presidirá un Gobierno de acción, reformista y de camisa remangada, pero también dialogante, con espíritu de concordia y, sobre todo, de mano tendida. «Queremos construir el presente para conquistar el futuro desde la humildad y el sosiego», decía Fernández Mañueco, quien también invocaba a Miguel de Unamuno para resumir lo que quiere que sea su Gobierno y su acción: «Procuremos ser más padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado». Asimismo, se comprometía también a ser un presidente que estará en la calle atendiendo a los problemas e inquietudes de la gente, así como a ser una buena persona, trabajadora y honesta, que «siempre» dará la cara por Castilla y León y sus habitantes en cualquier lugar y momento, pero especialmente donde se toman las grandes decisiones, que es en Madrid y en Bruselas.

Fernández Mañueco defendía también en su intervención, la más importante de su vida, según decía, el Estado del Bienestar actual del que disfruta la Región que es «mérito de todos», y mostrándose ambicioso. «No nos conformamos, sabemos que hay problemas pero queremos estar mejor para situar a la Comunidad donde se merece», decía. Sus retos pasan principalmente por el desarrollo rural, la retención del talento y la promoción económica. Todo ello, afirmaba, para hacer frente al principal problema de Castilla y León, que es la despoblación. Así, volvía a recordar la creación de un grupo de expertos que en un año ya habrá realizado un diagnóstico y propuesto medidas concretas para revertir la situación y crecer en población y oportunidades.

Avanzaba que a la Consejería de Agricultura y Ganadería se le añadirá Desarrollo Rural y que la agroalimentación y los regadíos serán fundamentales. Se declaraba defensor del municipalismo y señalaba que reclamará al Gobierno un nuevo modelo de financiación local, que extenderá también a nivel autonómico, para exigir al Ejecutivo de la nación recursos suficientes para poder prestar servicios de calidad en esta tierra. Lograr el pleno empleo de la mano del Dialogo Social; apoyo sin fisuras a los autónomos y emprendedores así como al mantenimiento del sector industrial ya implantado, con especial hincapié en la automoción; más inversión en I+D+i; un pacto autonómico por la Ciencia; y una política fiscal moderada, en la que se eliminará el «injusto» impuesto de Sucesiones y Donaciones entre familiares y habrá deducciones y bonificaciones en el IRPF para quienes vivan y trabajen en los pueblos de menos de 5.000 habitantes, son las prioridades en materia económica.

En Sanidad, reafirmaba su compromiso para reducir todas las listas de espera, favorecerá la libre elección de un hospital, dedicará más inversión en Atención Primaria y estudiará la reversión del Hospital de Burgos a lo público. En Servicios Sociales, se promoverá una Comisión Parlamentaria de Discapacidad en las Cortes; se aprobarán leyes como la de derechos y garantías de las personas en proceso de morir; y se invertirán 400 millones al año para políticas de atención a las personas mayores. La conciliación será otro eje y se exigirá al Gobierno de España una Ley de Apoyo a las Familias.

En Educación, compromiso con la libertad de elección de colegios y con la escuela rural así como firme apuesta por la FP Dual y por una Ebau única en toda España. En infraestructuras, Fernández Mañueco manifestaba su clara apuesta por crear un mapa de ordenación del transporte público de viajeros, así como por el Corredor Atlántico y que internet de calidad llegue a todos los rincones. Se reformará la Ley de Derecho a la Vivienda y se impulsará el alquiler y la rehabilitación. En Medio Ambiente anunciaba una nueva Ley de Caza y Pesca. Respecto a Cultura y Turismo, planteaba más de 60 millones de euros para aumentar las cifras de turistas y especialmente de extranjeros así como un Plan Estratégico de Tauromaquia o poner en valor nuestro que el patrimonio histórico. Y en regeneración, la supresión de los aforamientos de procuradores y altos cargos de la Junta, así como con una mayor limitación de mandatos y control a la acción del Gobierno. Además, se comprometía a recuperar las condiciones laborales de los empleados públicos perdidas por la crisis.

Victoria socialista

El candidato socialista, Luis Tudanca, recordaba las victoria históricas del PSOE en Castilla y León en las últimas cuatro elecciones que se han celebrado y, aunque aseguraba que defiende la política y la legalidad del pacto entre PP y Cs, acusaba a ambas formaciones de haber «comprado y vendido las instituciones como si fuesen mercancía», así como de haber traicionado a los castellanos y leoneses, «y no por pactar, sino por mentir a la gente». Y les afeaba a que hayan dejado sin voz a esta tierra «por dejar que las decisiones se tomen desde Madrid».

Una «traición» que, para Tudanca, sólo ha conseguido «retrasar lo inevitable», que es la llegada, más pronto que tarde, de un Gobierno decente liderado por el PSOE. El portavoz socialista censuraba que se hable de diálogo cuando se han negado a hablar con él, ironizaba con la renovación que propugna Fernández Mañueco y acusaba a populares y «naranjas» de haber conseguido llevar al arte de la política, el arte del trilero. También avanzaba que seguirá defendiendo los intereses de los castellanos y leoneses, y aprovechaba su intervención para proponer que se aumenten los fondos para la lucha contra la violencia de género, al menos un 45 por ciento, así como un plan estratégico de igualdad en el medio rural.

No defraudar a la gente

Se esperaba la intervención de Francisco Igea, de Ciudadanos. Y no defraudaba. Empezaba haciendo suya una frase de Delibes que dice que «las cosas podían haber acaecido de otra forma, pero sucedieron así», para explicar el pacto con el PP. Un acuerdo que reconocía complicado por la «soberbia» de los populares, pero que defendía por las cien medidas desarrolladas que contiene. «Es evidente que no es un matrimonio por amor, pero sí un compromiso por responsabilidad con Castilla y León», decía Igea, a la que vez que reprochaba a Tudanca que a última hora le presentara un documento con 34 medidas sin concretar. «Esto no es serio y las cosas no se hacen así», le espetaba, a la vez que advertía que quien pacta con tiranos y nacionalistas en cualquier punto de España difícilmente lo puede hacer con Ciudadanos.

También tenía palabras para el PP, a quien llamaba a no ponerse zancadillas y llevar a cabo reformas que cambien las cosas «porque nos caemos juntos». «Si nos ponemos trampas al solitario la gente nos lo reclamará», continuaba Igea, quien finalizaba llamando a Fernández Mañueco a no defraudar a la gente.

Moción de censura

«Castilla y León no merece otros cuatro años de PP», decía Pablo Fernández, portavoz de Podemos, quien calificaba de «tropelía» el pacto entre PP y Cs, e insistía en que trabajará desde el minuto cero por promover una moción de censura en esta legislatura.

El leonesista Luis Mariano Santos afeaba a Fernández Mañueco que no haya referencias en sus intervenciones a las cuencas mineras y a la reindustrialización de las zonas afectadas. Pedro Pascual, portavoz de Por Ávila, reclamaba que la provincia abulense «deje de ser el patito feo» de la Comunidad. Desde Vox, Jesús García Conde, pedía que las ayudas existentes para las mujeres que son víctimas de la violencia machista se extiendan también a las personas mayores, a los menores y a los hombres que sufran una violencia similar y defendía la integridad del Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, la tauromaquia y una nueva Ley de Caza que proteja a los cazadores.

Finalmente, el portavoz popular Raúl de la Hoz, rechazaba injerencias desde Génova para llegar a acuerdos con Ciudadanos, defendía la claridad de la idea de España en todo el país que tiene el PP y, al igual que Igea, echaba en cara al PSOE haber llegado a pactos con filoetarras y separatistas. También reivindicaba el pacto con Cs por la afinidad de ideas, y tendía la mano también a todos «para construir juntos Castilla y León».