Política

Castilla y León

La mitad de los castellanos y leoneses que se propone dejar de fumar lo consigue

Así lo asegura Pablo Rebollo, médico que imparte el programa de la Asociación Española contra el Cáncer

Este año participarán alrededor de cien personas en el programa de deshabituación tabáquica de la AECC en Valladolid
Este año participarán alrededor de cien personas en el programa de deshabituación tabáquica de la AECC en Valladolidlarazon

El próximo mes de octubre, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) de Valladolid retomará su exitoso programa de deshabituación tabáquica, que tan buenos resultados consigue cada año, con dos grupos de quince personas cada uno.

De hecho, entre el 45 y el 50 por ciento de los que se proponen dejar fumar a través de este curso lo consigue, según asegura a este periódico Pablo Rebollo, médico terapeuta que imparte este programa, que se suele desarrollar tres veces al año durante los meses de octubre, febrero y mayo, y que siempre tiene demanda en la provincia vallisoletana. Un curso el que se trabaja especialmente en lo psicológico desde el inicio y durante nueve sesiones a la semana durante más de noventa días de forma progresiva, hasta conseguir que el fumador consuma cero cigarrillos. «Tres meses es un tiempo más que suficiente para lograr que el fumador, de forma paulatina, deje el tabaco definitivamente y sin que haya síndrome de abstinencia», señala Pablo Rebollo, mientras explica que este trabajo psicológico con el paciente es más importante que el físico para conseguir que deje de fumar. Al respecto, cuenta que desde el inicio del programa en la AECC hacen especial hincapié en el pensamiento positivo y en el control de la ansiedad del fumador ante algunas conductas típicas como las que unen el tabaco con el alcohol o el café.

Rebollo cuenta también que en el programa trabajan con tratamientos de tipo combinado, en la que compaginan las sesiones psicológicas con terapias sustitutivas, como el uso de chicles y parches, que suministran al fumador dosis bajas de nicotina que contienen muchas de las toxinas que se encuentran en el humo. O el consumo de fármacos, como es el caso de la vareniclina, el más utilizado. Una sustancia con algunos efectos similares a la nicotina, pero que a la vez también los bloquea y que suele ser bien tolerada por los fumadores.

Cuenta el médico terapeuta que en el programa se trabaja en tres partes: la primera hace referencia al hábito de la persona al tabaco. La segunda, a la toma de decisión de dejar de fumar. Y, la tercera y última, la del mantenimiento. «Esta es la más larga y la que más escollos presenta», señala Rebollo, mientras explica a este periódico que lo que más le comentan los pacientes que acuden al programa es la cantidad de veces que han intentado dejar de fumar a título individual y cortando por lo sano, pero sin éxito.

El médico defiende esta manera de trabajar a largo plazo, y aunque reconoce que dejarlo de manera brusca no tiene por qué conllevar problemas para la salud, asegura que el cuerpo tiene que adaptarse a no tener nicotina. En este sentido, insiste en que lo más complicado para la persona que quiere dejar de fumar es hacer frente al antojo y a los vicios adquiridos en torno al cigarrillo, como salir del trabajo y encender un pitillo o el de después de comer, «que duran más tiempo».