Valladolid
La poesía de Antonio Colinas pone en pie la vida y el ensueño hispánico
¿Será acaso el amor el oro de los pobres? ¿Será el oro del pobre el amor, la raíz de una luz quizá perdida? Versos que forman parte del último poemario de Antonio Colinas, dentro dela colección ''Maravillas Concretas'' de la Fundación Jorge Guillén y de la Diputación de Valladolid que, bajo el título «El soñador de espigas lejanas», se sumerge en los recuerdos de la América colonial y de sus orígenes. «Se trata de un poema de poemas que parte de la contemplación del fortín de Cartagena de Indias durante un viaje que realice allí», señalaba el autor.
Colinas ahonda en estas apenas medio centenar de páginas en temas candentes como la dualidad del ser, la distancia, la historia y la intrahistoria y en las dudas de un castellano llegado a las recién descubridas tierras americanas preguntándose si hizo bien en embarcarse en tal aventura al añorar su hogar.
Un pequeño anticipo del gran poemario que Colinas publicará en los primeros meses del próximo año, según indicaba el presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero, que calificó al autor como «poeta universal». El poeta salmantino resaltó la importancia que tiene la poesía en el mundo actual ya que, «sin ella, las personas no podríamos vivir y habríamos dejado de ser humanos».
«Tan íntimo y luminoso»
A continuación fue el editor Antonio Piedra el que tomó la palabra para recalcar que «El soñador de espigas lejanas» es un libro «tan íntimo como luminoso», que convierte la poesía de Colinas como algo universal. También el editor Eduardo Fraile, coordinador de esta colección junto a Piedra, se felicitaba de la publicación de este poemario, que conforma el número seis de las colección ''Maravillas Concretas'', donde se dan la mano autores noveles con maestros como el propio Colinas, y anunció que el próximo libro tendrá como protagonista al riosecano Luis Alonso.
Una de las novedades de esta edición es que se convierte en el primer libro de la colección que incluye ilustraciones. Son un total de cinco a cargo del pintor vallisoletano Gonzalo Martín Calero que, según indicaba Antonio Colinas, no se limitan a retratar el contenido del texto a la usanza tradicional, sino que forman parte del mismo, como si de una secuencia se tratara, para facilitar la meditación y la continuidad de un poema que en realidad amplía.
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