Valladolid
Ramiro Calle seduce a sus lectores con el poder oculto de la mente y la senda del amor compasivo
El introductor del yoga en España y maestro de vida firma libros en Valladolid y da respuestas prácticas a sus seguidores
La senda del amor compasivo y la sabiduría de saber soltar, junto al fortalecimiento de la mente, marcaron el paso por Valladolid de Ramiro Calle, respetado «yogui» y admirado escritor con casi 300 obras publicadas sobre el camino a la transformación y el arte de aprender a vivir.
Ramiro Calle insistió en la necesidad de recuperar la ilusión y no dejarse seducir por un mundo de impostores y farsantes; en la fuerza del amor y de la amabilidad, y el poder oculto del pensamiento.
El encuentro con sus lectores en la Feria vallisoletana estuvo marcado por una llamada a la compasión. Calle habló de la necesidad de ser conciliadores y trabajar para lograr una sensibilidad equilibrada. De vencer la ira con la monsedumbre y de los inmensos efectos dañinos de la envidia y la inclinación a juzgar a las personas basándose en las apariencias.
El fundador del Centro Shadak por el que ha pasado decenas de miles de alumnos a lo largo de los últimos años respondió a cuantas preguntas se le hicieron y dio fórmulas para dejar de lado la ira, el apego y la avaricia. Una buena parte de la intervención la ocupó también el no maltrato a los animales: «Mientras que los hombres masacren a los animales se matarán entre ellos», insistió, e hizo un llamamiento a tratar a todos los seres vivientes y sientes con los que compartimos este mundo con el máximo de amabilidad, amor y compasión.
No faltó tampoco un llamamiento a respetar el Medio Ambiente, la naturaleza y los sistemas ecológicos, y el recuerdo a su amado hermano Miguel Ángel, poeta, alma buena y sensible que pasó por el mundo haciendo el bien a manos llenas. Los seguidores y admiradores tuvieron la oportunidad de disfrutar del sumo saber de Ramiro Calle que no sabe de facultades ni ciencias al uso y sólo es apto desde la humildad y la ruptura con la avidez y el insaciable consumo de una sociedad que se está devorando asimismo.
El autor de casi 300 libros, que estuvo acompañado por el también profesor de yoga Antonio García y su esposa Rosa, narró, con la sabiduría y temple que le caracterizan, su experiencia de vida y sus numerosas anécdotas.
En este sentido apostó por «pasar más despacio por la vida», ya que consideró que «pasamos por las cosas sin habitarlas. Hablamos con los demás, sin atender. Ni escuchamos, ni somos escuchados».
El primer nombre de la espiritualidad oriental en el mundo hispano defendió, a su vez, a «urgir cambiar la mente» como solicitan todos los grandes mentores. «No se trata de hacer retoques, banales maquillajes, componendas, sino cambiarla desde sus mismas raíces, modificando así sus actitudes, reacciones y comportamientos», añadió.
El introductor del Yoga en España además recordó que el mejor consejo que me dieron nunca y que él se atreve a dar es que la gente medite, ya que «la meditación nos enseña a detenernos para entrar en nosotros mismos y restablecernos en nuestra propia esencia, más allá, aunque sea solo por unos breves minutos, de la personalidad, el ego y la autoimagen».
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